
Y después de un año, hoy puedo mostraros orgullosa el resultado de nuestro trabajo. Debo dejar claro que mi parte se limita al diseño de los espacios, labores de pintura, decoración y montaje. El de mi padre ha sido el trabajo duro, serrando, lijando, ensamblando, envejeciendo... El hecho de que ésta sea nuestra versión 1.0 es que para el año que viene tenemos ya prevista la adición de un cielo estrellado con leds hecho en madera y algunos detalles que se quedaron el tintero, como un palomar y el interior de una de las viviendas.
Vayamos primero con una foto del Belén completo, cuya base mide aproximadamente dos metros de largo por uno de ancho. La falda que cubre la parte inferior (confeccionada por la suegra de Acerico), está hecha de terciopelo marrón, y el cielo con papel continuo.
Como podéis comprobar, está pensado para ser visto de izquierda a derecha, y dividido en tres espacios distintos, pero que ofrecen cierta continuidad. Al primero de estos espacios lo hemos bautizado como "La Gruta" y representa una zona agreste a las afueras de la ciudad. En ella podemos encontrar lavanderas, pescadores, mercaderes y pastores.
El elemento principal, una pequeña formación rocosa, está hecho con un bloque de porexpan modelado con una pistola de calor. Lleva dos capas de pintura impermeable en tonos arcilla, y posteriormente ha sido pintado con la técnica del pincel seco en diferentes tonalidades de gris. Desgraciadamente, la cámara no ha conseguido captar las tonalidades reales en esta foto, aunque si os fijáis en las dos siguientes, podréis apreciar mejor el resultado. Para darle más vida y color al conjunto, decidimos añadir algunos arbustos hechos con musgo vivo, que conservamos desde hace dos años.
Aunque en las fotografías no se aprecia, hay una cascada de agua que va a parar a un estanque, donde un par de pescadores se afanan en llenar sus cestos de peces. La pequeña mancha oscura dentro del estanque es un plomillo, y un poco a su izquierda, casi invisible, un anzuelo con su cebo.
Las cañas las recogimos una mañana en el campo. Las piedras son lascas de pizarra y piedra volcánica para jardin. Las ondas en el estanque evidencian la caída del agua en cascada.
A la derecha del estanque está la gruta que da nombre a esta sección del Belén, donde hemos representado la escena de la anunciación. Los pastores, alrededor de una hoguera, se asombran ante la aparición de un ángel envuelto en luz. La hoguera la compré hace diez años, pero mi padre la modificó y le añadió un led para que iluminara al ángel. Esta foto está tomada a oscuras, para que veáis mejor el efecto creado por las luces.
A la segunda sección la llamamos la casa de campo. En sus terrenos, además de la propia casa, podemos encontrar un huerto y un cercado de tierra de arar.
A la puerta de la casa, una mujer da de comer a las gallinas y los cerdos. El techo de la casa está hecho con paja colocada sobre vigas de madera. Para el próximo año queremos decorar el interior, de momento tuvimos que improvisar con cortinas de arpillera.
El porche es el lugar perfecto para que el abuelo se siente a entretener a los nietos, eso sí, acompañado por su botijo. El banco de madera bajo la ventana está realizado con ramas de poda.
Del mismo material está hecha la cancela que cierra la entrada de la casa. Tanto el arco, como el murete, están hechos con piedas de lava para jardín.
También hemos incluido un pequeño huerto. El árbol que se ve al fondo es un bonsai que murió hace unos meses, y que mi padre preparó para que tenga una segunda vida en nuestro Belén.
Las ramas de lentisco se han acoplado al árbol de forma que puedan ser sustituidas por otras nuevas el año que viene. ¡Ah, y nuestro Belén también incluye una figura imprescindible, el caganer! Si os fijáis bien, seguro que lo encontráis.
La tercera sección, a la que llamamos "la Plaza del Pueblo", es mi favorita. Pretende representar un trozo de pueblo bullendo de vida, con sus edificios típicos, de inspiración castellana. Mi parte favorita de cualquier Belén son los detalles escondidos, así como las pequeñas historias que nos puede contar, y este era el lugar perfecto para poner en práctica ambas.
La posada es el primero de los edificios de esta plazuela. En el porche, una criada cocina mientras un mendigo ciego y su lazarillo piden limosna infructuosamente a uno de los huespédes.
En el piso superior, a traves de las ventanas abiertas, puede verse el interior de una de las habitaciones, que dispone de cama y de una pequeña mesa sobre la que se ha dispuesto una jarra de agua.
El segundo edificio, anexo a la posada, es el más importante, ya que en la parte inferior se halla el establo que dio cobijo a José y María.
Sobre la azotea se yergue una pequeña torre rematada en forma de cúpula. Un pequeño pájaro descansa un momento de su ir y venir en busca de alimento.
Tras el balcón abierto, se intuye una mesa dispuesta para la comida. Jarras, panecillos y hasta una sartén esperan a los comensales. Tanto la mesa como el taburete y la escalera han sido confeccionados de forma artesanal, y una enorme alfombra cubre el suelo.
Fijémonos ahora en el balcón, donde junto a una maceta hecha con una cápsula de café, algo de serrín y unas hojas de plástico, una mujer llama a voces...
...a su marido, que desde abajo le contesta que subirá enseguida.
En el establo, sobre un pesebre, descansa el niño Jesús, acompañado por sus padres, y sí, una mula, un buey y un dromedario (que por más que lo diga el Papa, a mí no me convence para que los quite). El pesebre del fondo (en la parte izquierda), está hecho de forma artesanal con ramas de poda.
El último edificio tiene dos zonas diferenciadas. La superior es anexa a la posada, y sirve como vivienda y almacen. En la inferior se ubican una carpintería y un colmado.
En la azotea encontramos un mantel tendido al sol, y otro pajarillo que no ve el momento de poder robar algo de grano del almacén que se halla justo debajo.
Aunque de momento tendrá que esperar, ya que uno de los mozos de la posada está subiendo sacos de harina desde el colmado. En el almacen no falta de nada: longanizas, una pata de jamón (justo detrás del mozo, la veréis mejor en la siguiente fotografía), sacos de harina y legumbres, cestas de patatas, zanahorias y cebollas, y algo de madera para encender la lumbre.
El gato de la familia se ocupa de que los ratones no campen a sus anchas por el almacén. Ahí lo tenéis en su lugar favorito, la alfombra frente a la alacena donde se guarda la loza. Al fondo, otro mozo lleva un plato de fruta a la mesa.
Aunque no está terminada (para el año que viene queremos añadir algunas herramientas colgadas de la pared), la carpintería es el lugar más especial de este Belén. El banco de trabajo lo compré en Sevilla hace dos años, y es casi una copia exacta del de mi abuelo, que aún conservamos. Para nosotros, es otra forma más de hacerlo presente entre nosotros en Navidad, ya que por su buen humor y sus ganas de cante, baile y fiesta, en esta época lo echamos especialmente de menos.
En el colmado, la tendera atiende a sus clientes. Sobre los expositores, se alinean pasteles y panecillos recién hechos, que con su olor atraen a los viandantes.
El último rincón de nuestro Belén lo protagoniza un nido de cigüeña ubicado sobre el pozo que provee de agua fresca a la ciudad, y a cuyos alrededores se acercan los patos para refrescarse.
Hay otras pequeñas historias que por falta de espacio (¡van veintinueve fotos!) no os he contado, y que espero poder contaros el próximo año. De momento, me despido de vosotros con la imagen con la que este año he felicitado la Navidad a mi familia y amigos:
¡Besos para tod@s, feliz fin de semana...
y por supuesto, feliz año 2013!
P.D. La semana que viene la entrada será también navideña, y sus imágenes correrán a cargo de nuestra corresponsal en Málaga, mi cuñada Elena.