
Tengo muchas ganas de ver esta película, y no sólo porque los actores se encuentren entre mis favoritos, sino porque desde niña me ha cautivado el universo Disney, y porque aun no descarto que si algún día me toca el Euromillón me haga construir una casa para mis vacaciones justo al lado del Palacio de Cenicienta. Sólo he estado en Eurodisney una vez, en una excursión escolar como profesora acompañante, y debo reconocer que a los diez minutos ya quería quedarme a vivir allí...
Tuve la suerte de ver Mary Poppins en pantalla grande. La repusieron en el Cine Andalucía, en el corazón de Cádiz y hoy ya desaparecido, y mi prima-barra-hermana mayor nos llevó a verla. Nos encantaron las canciones y salimos de la sala con el firme propósito de escribir una carta a nuestros padres pidiendo nuestra propia Mary Poppins.
De entre todas las escenas de la película, una de mis favoritas es la que tiene lugar dentro del dibujo de tiza que Bert ha pintado sobre la acera. Disney era un experto en combinar imagen real con fondos y personajes animados, y aunque P. L. Travers estaba totalmente en contra de incluirla, por fortuna el productor impuso su visión y nos regaló un despliegue de imaginación, color y por supuesto, música. Lo cierto es que teniendo en cuenta que la película se realizó a principios de los sesenta no tiene nada que envidiar a las de ahora. De hecho, creo que estas escenas tienen un encanto que hoy en día sería difícil de reproducir.
Dentro del dibujo, Mary Poppins cambia su serio atuendo de institutriz por un precioso vestido blanco adornado con lazos y encaje, y Bert su ropa de artista callejero por una colorida chaqueta, pantalones blancos y hasta un sombrero de rafia.
El año pasado, cuando me traje a casa al Ken Spock que terminaría convirtiéndose en mi Sheldon OOAK, se vino conmigo otro Ken que así a primera vista no encajaba con mi colección. Sin embargo, por los diez euros que valía, supuse que podría aprovechar su cuerpo articulado y por supuesto su ropa. Se trataba del Ken Bert de la serie Mary Poppins y resultó que, como como siempre, una vez que llegó a casa me encariñé con él y decidí darle un rinconcito en mi estantería. No tengo foto de la caja, así que os pongo una que encontré en internet en una página de venta:
La serie se completaba con las muñecas de Mary Poppins, Jane y el pequeño Michael, pero la verdad, no estaba dispuesta a pagar lo que pedían por ellas en internet (en la tienda ya no quedaban). Sin embargo, reconozco que no descarto hacerme con ellas en el futuro... ¡me parecen monísimas!
De todas formas, preparar una entrada sólo con el pobre Bert me parecía un poco triste, así que hice un casting para elegir a la muñeca con el molde más parecido a Julie Andrews (que resultó ser Carol), y tras ello me dispuse a apañar un vestido que al menos se inspirase en el original. Como base, escogí el de la colección de RBA correspondiente a Brasil, y estas navidades me lo llevé a la Rioja para entretenerme durante las frías tardes en las que estaría totalmente desconectada de internet.
Teniendo cuidado en utilizar puntadas que luego pudiera deshacer, le cogí el bajo para acortarlo, cubrí el lazo rojo con otro blanco, y decoré el vestido con pequeñas lazadas rojas. Con algo de encaje eliminé el escote imitando la pechera del original, y añadí un fajín de raso. El único problema fue que al estar desconectada de internet y olvidar llevarme alguna foto de referencia, tuve que hacerlo todo de memoria y cometí algún que otro fallo, aunque al menos me pareció reconocible. Con un poco de carton forrado con tela y adornado con encaje y flores de raso hice el sombrero, y con cartulina y una sombrillita de cocktail apañé el parasol. Unos botines Basics y Carol estaba preparada para hacer de Mary Poppins en Barbieholics.
Para la sesión de fotos, saqué mis ceras de colores y me lancé sobre una cartulina con más ganas que habilidad, para tratar de reproducir un fondo de "dibujos animados". En cuanto estuvo listo, cogí el mando de mi DVD y me dispuse a congelar las imágenes de la película original para poder copiar las poses de los protagonistas con tanta fidelidad como me fuera posible. Reconozco que mientras las hacía, no pude resistirme a cantar con Bert...
¡Qué buen día hace hoy!
Igual que en mayo está el sol...
¡Dan ganas de volar!
Nunca verde así el prado ví, con un cielo igual...
¡Oh qué alegre ilusión es ir con Mary,
Mary me hace a mí soñar!
Cuando llueve y hay que resguardarse
Mary hace al sol llamar.
Contar más de mil maravillas sabe
y sabe hacer hablar hasta a una flor.
Si a Mary ves llegar feliz serás
tu corazón te hace ¡plim, plom, plam!
¡Qué alegre ilusión es ir con Mary
qué bueno es ir con Mary a pasear!
La verdad es que la sesión de fotos fue eterna... Mi padre nos hizo a Acerico y a mi un artilugio para poner a posar a las muñecas con mayor libertad, y ésta me pareció la ocasión perfecta para estrenarlo. Creo que el resultado es bastante bueno, pero no os podéis figurar la de tiempo y sudor que me costó obtener estas imágenes...
Tanto es así, que aunque había preparado a las tortugas que ayudan a Mary y Bert a cruzar el lago y a los caballitos del carrusel para hacer algunas fotos (el de Bert lo guardaba de la caja y el de Mary lo dibujé utilizando al otro como referencia) al final estaba tan cansada que me limité a sacarles una foto posando con ellos en lugar de montándolos.
También quise incluir unos primeros planos de Carol como Mary y Bert, que por cierto es clavado al actor original, Dick van Dyke.
Eso sí, después de haberme hartado de dibujar y recortar mariposas, decidí tomar una última foto que homenajeara no sólo a esta película, sino al maravilloso mundo creado por Disney.
Los pequeños muñecos de goma dura los guardo desde que era pequeña. Nunca los he contado, pero debo tener unos sesenta entre los de mis hermanas y los míos. A ver si un día me animo a fotografiarlos todos para compartirlos con vosotr@s.
En fin, espero que hayáis disfrutado con esta nueva incursión a la infancia (¡qué nostálgica ando últimamente), y como siempre, os deseo...
¡Besos para tod@s y feliz fin de semana!