
-Pero Baabi, cariño, por lo que más quieras -imploré a la puerta de casa-, al menos ponte unas deportivas y que la gente crea que vas al gimnasio... Al paso que vamos te van a confundir con la Esteban...
-¿Y a mí qué? El mundo entero sabe ya lo de mi boda frustrada, e incluso el contenido de la carta de Tommy. No entiendo como Gossip Queens pudo hacerse con ella, ni con las fotos de mi prueba... Me deshice de todo hace años, y creí que no habría más copias... pero está claro que me equivocaba. He tocado fondo, Ross... No creo que vuelva a ser la misma de nuevo. No creo que... -Barbie enmudeció de repente, su mirada concentrada en una figura que se recortaba al final de la calle, y que sin duda alguna se dirigía hacia nosotras-. ¡Dios mío! ¡No puede ser! -gritó entre sorprendida y emocionada.
Barbie salió corriendo al encuentro de la figura (un morenazo de infarto, como pude comprobar tras seguirla en su alocada carrera), y sin mediar palabra, saltó a sus brazos, riendo y llorando al mismo tiempo. Aquel Adonis de ébano le dedicó una gran sonrisa y le devolvió el abrazo, alzándola sin esfuerzo en el aire.
-¡Hey, Peque! ¿Y esas lágrimas? ¿Es que no te alegras de verme? -dijo sin soltar a Baabi. Ésta asintió, incapaz de emitir palabra alguna, todavía visiblemente emocionada-. Siento haber tardado tanto en venir. Tenía que haberlo hecho hace meses, en cuanto leí esos artículos sobre ti, pero no estaba serguro de si querrías verme...
-¿Por qué no? -consiguió balbucear nuestra ex-modelo.
-Desapareciste de Londres justo después de que te dijera que... bueno, ya sabes... Dejaste el trabajo y te viniste a vivir a España...
-Lo siento, Brandon... necesitaba un descanso. Desconectar de todo, reflexionar sobre mi vida, alejarme de los problemas... aunque al final parece que los problemas han venido a buscarme hasta aquí. Pero no hablemos de eso ahora... ¡estás aquí y eso es lo único que importa! Te he echado muchísimo de menos...
-Yo también, Peque. Y tienes toda la razón, como siempre. ¿Qué tal si te invito a comer y nos ponemos al día?
-¿A comer? ¿Con estas pintas? ¡Pero si estoy horrible! -se quejó Barbie.
-A mí me parece que estás preciosa, pero si quieres puedo esperar a que te cambies.
Llegados a este punto a mí me faltaban las palomitas y el paquete de Kleenex, como cuando veo "El Diario de Noa" por enésima vez. Sentada en el escalón de mi porche, contemplé a Barbie desaparecer como una exhalación hacia el interior de la casa, dejando a Brandon con una sonrisa en los labios.
Mientras esperaba a que volviera, éste me contó que era fotógrafo, y que conocía a Barbie desde que comenzó en el mundo de la moda. "Yo realicé las fotos de su primer book. Desde el momento en que la vi, supe que todos se enamorarían de ella... y así fue", comentó con un deje de nostalgia en su voz. "Hacía tan sólo unos meses que su ex había anulado la boda y me sorprendió la fuerza con la que había plantado cara a aquella situación. Es una mujer maravillosa".
Su monólogo fue interrumpido por el sonido de la puerta, aunque la chica que cruzó el umbral y se dirigió a nosotros con andares felinos no era Barbie, sino Scarlett. Me hizo un gesto de saludo con la mano, sin apartar su vista de mi interlocutor.
-¡Brandon! -casi susurró, tratando de cubrir la distancia entre ambos en el menor tiempo posible-. ¡Qué alegría verte despues de tanto tiempo! -dijo a la vez que cogía la mano que éste le tendió y algo contrariada porque su intento de saludarlo con algo más de contacto físico acababa de irse al garete-. Me pareció oir tu voz y salí a comprobar si era cierto que el mejor fotógrafo del mundo se había dignado a visitarnos. Y parece que sí...
Llegados a este punto a mí me faltaban las palomitas y el paquete de Kleenex, como cuando veo "El Diario de Noa" por enésima vez. Sentada en el escalón de mi porche, contemplé a Barbie desaparecer como una exhalación hacia el interior de la casa, dejando a Brandon con una sonrisa en los labios.
Mientras esperaba a que volviera, éste me contó que era fotógrafo, y que conocía a Barbie desde que comenzó en el mundo de la moda. "Yo realicé las fotos de su primer book. Desde el momento en que la vi, supe que todos se enamorarían de ella... y así fue", comentó con un deje de nostalgia en su voz. "Hacía tan sólo unos meses que su ex había anulado la boda y me sorprendió la fuerza con la que había plantado cara a aquella situación. Es una mujer maravillosa".
Su monólogo fue interrumpido por el sonido de la puerta, aunque la chica que cruzó el umbral y se dirigió a nosotros con andares felinos no era Barbie, sino Scarlett. Me hizo un gesto de saludo con la mano, sin apartar su vista de mi interlocutor.
-¡Brandon! -casi susurró, tratando de cubrir la distancia entre ambos en el menor tiempo posible-. ¡Qué alegría verte despues de tanto tiempo! -dijo a la vez que cogía la mano que éste le tendió y algo contrariada porque su intento de saludarlo con algo más de contacto físico acababa de irse al garete-. Me pareció oir tu voz y salí a comprobar si era cierto que el mejor fotógrafo del mundo se había dignado a visitarnos. Y parece que sí...
-Me temo que no soy más que otro fotógrafo, pero gracias por el
cumplido -contestó retirando la mano con delicadeza-. Y sí, estoy de
visita. De hecho estoy esperando a Barbie, supongo que debe estar al
llegar.
-Claro, debía habérmelo figurado -musitó Scarlett con fingida
indiferencia-. De todas formas ha sido un placer encontrarnos de nuevo.
Espero que a partir de ahora nos deleites con tu presencia más a menudo.
En fin, tengo que irme, he quedado con alguien para comer.
Scarlett se alejó con paso vivo, mientras yo me preguntaba si no acababa de ser testigo de la causa de su legendaria enemistad con Barbie.
La llegada de ésta me sacó de mi ensimismamiento. Satisfecha, pude comprobar que había cambiado su chándal por el traje Liv con el que la había tentado aquella misma mañana, y que se había negado a estrenar a pesar de mi insistencia. Gafas de sol, collares, brazaletes, bolso y unos tacones como Dios manda. ¡Ésa sí que era mi chica!
Aunque ahora el que no podía articular palabra era Brandon.
-¿Nos vamos? -sugirió Barbie, haciéndome un guiño, al que respondí con una sonrisa. Brandon la cogió de la cintura con gentileza, y sin poder apartar los ojos de ella.
-¡Pasadlo bien! grité mientras los observaba alejarse calle abajo, enfrascados en una animada charla.
Y algo me decía que lo harían.
P.D. Brandon es la segunda sorpresa que encontré en Juguetes Carrión en Málaga, al precio de 8,99 €. ¡Cómo para no traérmelo a casa!
¡Besos para tod@s y feliz fin de semana!