Ya os comenté el mes pasado que la última quincena de agosto no la iba a pasar en Chiclana. Aunque el motivo no han sido unas vacaciones (más bien lo contrario), durante esos días pude disfrutar de nuevo de una tierra que me acogió durante varios años y llegó a convertirse en mi hogar. Algunos la llaman "la Andalucía del norte", pero yo prefiero llamarla "la tierra con nombre de vino". Por supuesto, me refiero a la Rioja. En aquella ocasión, tuve la suerte de vivir en la capital, Logroño. Y esta vez, he podido conocer mucho mejor otro de sus pueblos con más historia: Santo Domingo de la Calzada.Justo la primera noche en que llegamos, nos invitaron a asistir a la representación "Los Milagros del Santo", puesta en escena por los propios calceatenses, una espectacular revisión de la vida de Santo Domingo que tuvo lugar bajo la portada del Ayuntamiento y que no tenía nada que envidiar a cualquier obra profesional: canciones, bailes, efectos de luz y sonido... ¡y hasta caballos!. Aquí os dejo una foto tomada del diario La Rioja, para que os hagáis una idea:
Al final, todos terminamos coreando la cancioncilla que hilaba cada escena: "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada". Si queréis saber de donde viene esa expresión, podéis echar un vistazo a este artículo.
En la Rioja, curiosamente, no hay una, sino tres catedrales o concatedrales: la de Logroño, la de Calahorra y la de Santo Domingo de la Calzada. Ésta última es especial no sólo porque en su interior hay un gallinero (con un gallo y una gallina blancos, vivitos y coleando en honor al milagro antes mencionado), sino por su preciosa torre exenta, que puede contemplarse desde kilómetros a la redonda, y que se conoce cariñosamente como "La Moza de la Rioja". Desde el patio trasero de nuestra casita teníamos una vista perfecta de ella:
En fin, que iba yo a por un surtido de huerta riojano (no he comido mejor fruta y verdura que la de esta tierra, con un olor y un sabor intensos, que ya disfrutas antes del primer bocado) cuando un colorido escaparate llamó mi atención. Por supuesto, no podía tratarse de otra cosa sino de una juguetería. Aunque ya había gastado mi presupuesto muñequil del mes (entre el mercadillo en Cádiz y dos Basics Jeans en Juguettos tiradas de precio), no pude resistirme a entrar, con el pálpito de que podría encontrar algún tesoro vintage, de esos con cajas raídas y arrumbiados al final de una estantería. Y así fue. Después de un rato investigando, me hice con tres packs noventeros.
El primero es un Pretty Treasures de 1996. Casi me temblaba la mano de la emoción cuando lo ví escondido entre accesorios de Nancy (de hecho ya me iba de la tienda cuando lo divisé), y es que era la primera vez que podía ver uno en vivo y en directo, y además, me venía de perlas para mi Tocador de Ensueño. Incluye una bandeja, peine, cepillo, espejo, un marco, un tarro de perfume y un par de joyeros, además de una borla. Aquí tenéis una foto, que hice en cuanto llegué a casa:
El segundo es un conjunto de lencería Fashion Avenue de 1999, consistente en un camisón, bata, sandalias y peine, por supuesto todo en tonos rosa.
El último es un pack de moda Fashion Avenue de 2002., consistente en una preciosa chaqueta denim estampada, y falda y zapatos en rosa pastel.
¡Besos para tod@s y feliz fin de semana!
