Hay días en los que te sientes especialmente nostálgica o melancólica. Cuando me ocurre eso, normalmente me da por escribir (un poema, un cuento, o unas líneas de algo que pretendo que sea una novela en un futuro lejano), pero hoy se me quedaba corto. Me apetecía compartir con vosotros un pequeño pero importante trozo de mi vida, y que en cierta forma está relacionado con las muñecas.
Ya sabéis que aunque mi pasión es Barbie, siento debilidad por otros muñecos, como los Nenucos (tengo cinco, más dos tamaño mini) y las Nancys. Bueno, en mi caso debo decir LA NANCY, porque sólo poseo una, y bastante perjudicada está la pobre. Mi devoción por la reina de Famosa comenzó cuando apenas contaba tres o cuatro años. Mi abuela, amante también de las muñecas, tenía una vestida con el modelo ibicenco. Normalmente me estaba vetada, pero de vez en cuando me permitía cogerla y admirarla (que no jugar con ella), siempre que no me moviera de su lado. Aquí he rescatado una foto de mi infancia, en la que la sostengo totalmente embelesada. La pobre muñeca no sobrevivió a las constantes obras en mi casa, pero afortunadamente, y con permiso de mi abuela, conservo ese traje que me trae tantos buenos recuerdos.
Obviamente, mi abuela pronto se dio cuenta de que su Nancy peligraba, así que convenció a mi madre para que me pusiera una por Reyes. Ahí la tenéis por triplicado (una para mi hermana, otra para una prima, y la de en medio para mí). Era una Nancy disfraces, que traía dos conjuntos, uno de arlequín y otro de colombina. Y sí, jugué mucho con ella y terminó sin piernas de tanto vestirla y desvestirla, pero no pudo competir con el otro regalo de aquel año: mi primera Barbie, la Pink'n'Pretty, cuya caja rosa fucsia podéis intuir tumbada en mitad de la mesa. Aquel año también cayeron la Rueda de la Moda (lo de diseñar me iba desde pequeña), un juego de mesa que recuerdo que traía muchos anillos de plástico (por supuesto pasábamos del juego en sí y flipábamos con los anillos), libros de cuentos, chuches y una pequeña bici Torrot. La verdad es que cuando veo a los niños venga a pedir por Reyes playstations y nintendos y juegos de ordenador, me dan lástima. Realmente no saben lo que se pierden, y lo feliz que se puede ser con un par de muñecas y tres juguetes más.
Esa cámara de Super-8 que véis apoyada en la barra americana pertenecía a una de las personas más importantes de mi vida. Mi abuelo. De él viene mi nombre, y mi amor por el cine. Le encantaban las películas de Disney. Su favorita era La Dama y el Vagabundo, aunque yo siempre le recordaré en una oscura sala de cine disfrutando como un niño pequeño de Fantasía, que me llevó a ver siendo yo una chiquilla. También sentía pasión por las películas antiguas. Sentados frente a una mesa repleta de chocolate y frutos secos, cada sábado disfrutábamos en el programa Cineclub de una doble ración de Montgomery Cliff, Alfred Hitchcock, Marlene Dietrich, Billy Wilder, Clark Gable... También le debo la mayor parte de los libros y la música de mi infancia, todos los fuegos artificiales que pasearon por el cielo de Cádiz hasta mi adolescencia, muchas noches de baile y teatro y, por su profesión (era carpintero y ebanista), mi afición por trabajar con las manos y por el bricolaje. Era risueño, cariñoso y divertido, muy divertido. Tengo decenas de fotos de sus disfraces, pero he decidido incluir una que se corresponde con la de la foto anterior.
Mi abuela le hizo ese disfraz a escondidas la víspera de Reyes, y no dudó en ponérselo para hacerse unas fotos. Cuando las revelaron y nos las enseñaron, nosotras no nos dimos cuenta de que era él, realmente pensamos que teníamos una exclusiva del rey Melchor. En fin, entre sus muchos regalos, guardo uno con especial cariño. El verano antes de cumplir los once años me enamoré de una Nancy Jeans rubia, y cada vez que pasaba por delante del escaparate suspiraba por ella. Mi madre me decía que ya iba siendo algo mayorcita para muñecas (pobrecilla, no sabía la que le quedaba, que nunca dejé de pedirlas), pero a mi abuelo esas cosas no le importaban y esperó pacientemente hasta que llegó mi cumpleaños para regalármela (que le reñían si me la regalaba antes, jeje).
Hasta que me casé estuvo en mi habitación, con un look diferente cada semana. Heredé un armario de Nancy y muchos conjuntos de la hija de unos amigos de mis padres, y me encantaba cambiarla de ropa. Después vinieron las constantes mudanzas, y estuvo varios años guardada, hasta que hace unos meses pude sacarla de nuevo. Así que he pensado que de vez en cuando puedo hacerle unas fotillos con sus conjuntos setenteros y ponerlas en el blog, creo que se lo merece... ¿y vosotr@s?
Para terminar, quería ofreceros un poema que le escribí a mi abuelo un año después de su despedida... o tal vez debería decir, de su "Hasta luego..."
Gracias a tod@s por compartir vuestro tiempo con mi nostalgia...
Me ha encantado esta entrada. Muchísimas gracias por compartir esos recuerdos tan especiales con nosotros....
ResponderEliminarUna entrada preciosa. Gracias por compartir algo tan bonito. Bezozzzzz.
ResponderEliminarGracias por compartir estos recuerdos con nosotros.
ResponderEliminarEstamos deseando ver esos modelitos setenteros.
Shirat
dioss k cosa mas bonita k palabras k fotos todo precioso me pusistes los pelos de punta hasta unas lagrimillas me salieron,has devido tener una infancia muy bonita grs x abrirnos tu corazon y dejarnos conocerte un poco mas te ves una chica muy cariñosa y entrañable te ves un cielo de mujer felicidades a tus padres x aver tenido una hija tan bonita como tu ;)me ha enkantado lo k he visto y leido puedo decirte k me a lelgado a lo mas hondo de mi corazon ,felicidades x esos maravillosos abuelos k te dio la vida son afortunados x tener una nieta tan buena y guapa como tu un besito jamas se me olvidaran tus palabras :)
ResponderEliminarQue entrada tan emotiva y que de recuerdos bonitos y especiales.
ResponderEliminarYo recuerdo con muchisimo cariño los ratos de juego en mi infancia, disfrutaba tanto preparando los juguetes e inventando mil historias... Hoy en dia eso ya no ocurre y como tu dices es una pena.
Yo herede una Nancy de una prima mia, la adoraba, de tanto jugar termino hecha una pena y mi madre me la tiro sin que me diera cuenta, como hacia con mucho de mis juguetes.Y ahora mira, venga a comprar juguetitos.
Gracias por compartir esta entrada.Un besote guapisima
Sí que estás nostálgica, completamente nostálgica, pero a veces hay que darse estas zambullidas en el pasado. No entiendo lo de que de tu abuelo viene tu nombre. Rossetti??? Ya me enteraré. Pero sí, tráete a la nancy al blog de vez en cuando, lo merece, es guapísima!!!
ResponderEliminarBesos
Javier, Mariza, gracias a vosotros por pasaros y comentar, realmente es una entrada muy especial para mí y me alegra que os haya gustado.
ResponderEliminarShirat, veo que sigues sin poder comentar con tu nick, lo cual no tiene sentido. Miré en configuración pero no veo nada extraño, debe ser cosa de blogger. Gracias por pasarte y comentar incluso así, a ver si pronto le hago una sesión de fotos a mi Nancy.
Eva, gracias por tus palabras, tienes razón en que pasé una infancia bonita, con una de mis hermanas (la que más se acerca a mi edad, con la pequeña me llevo casi ocho años) y una prima pasábamos jugando horas y horas, mi padre trabajaba todo el día para que a nosotras no nos faltara nada, pero sobre todo lo que no nos faltó y lo que recuerdo mejor fue el cariño y la atención de nuestros padres y abuelos, que es la mayor riqueza. Me siento realmente afortunada por haber nacido y crecido en una familia humilde pero llena de amor.
Sara, por desgracia es así, lo vivo en el colegio muchos días, los niños no son capaces de entretenerse con casi nada, y te los ves con siete u ocho años enganchados a las nintendos...
Rosana, Rossetti es mi nick, mi verdadero nombre me lo pusieron por mi abuelo. Tenía que haberlo especificado en la entrada jejeje!!!!! Me traeré a la Nancy por aquí, estoy de acuerdo contigo en que se lo merece!!!
guauuu me ha encantado la entrada a mi las Nancys tambien me gustan mucho pero el modelo antiguao como el tuyo porque las de ahora como ya no son iguales la tuya es preciosa un beso byeee :)
ResponderEliminarBuah tia, estoy llorando a moco tendido..
ResponderEliminarRocío, estoy contigo, las de ahora ya no tienen la misma dulzura que la original...
ResponderEliminarOjú Chica, es que llevaba unos días acordándome un montón del abuelo y echándolo mucho de menos... Espero que se te haya pasado pronto el mal ratito, no era esa mi intención. Besos mi niña!!!
Una entrada muy emotiva y muy personal que me ha hecho saltar las lágrimas. No sabes, bueno si, que lo sabes, lo afortunada que has sido de haber podido conocer a tu abuelo. Lamentablemente mis dos abuelos fallecieron antes de que yo naciera; pero sí que tuve la fortuna de conocer a ambas abuelas, dos mujeres maravillosas a las que recuerdo con enorme cariño.
ResponderEliminarMe gusta que Nancy se pasee por aquí con sus outfits setenteros, aunque admito que jamás tuve una porque no me hacían mucha gracia...
Bss!
Un post realmente precioso que seguro tu abuelo ha leido desde allí arriba y con el cual se sentirá muy orgulloso de haber tenido una nieta como tú (más orgulloso de lo que ya estaba). ¡Y a ver si sacas más veces a pasear a la Nancy!
ResponderEliminarBesitos!!
No puedo más que darte las gracias por compartir algo tan único y pesonal como los maravillosos recuerdos que guardas de tu infancia, y especialmente de tu abuelo. Por tus palabras intuyo que ha sido una persona excepcional y ha dejado profunda huella en ti.
ResponderEliminarGracias. Muchas gracias.