viernes, 29 de julio de 2011

El Beso

Hace unos meses, cuando me enteré de que Barbie Collector iba a sacar una Barbie Klimt en la serie Museum Collection, me emocioné bastante. Junto con Botticelli, Klimt es uno de mis pintores favoritos, casi hasta la obsesión. Cuando tengo ocasión (y suficiente tiempo libre) me gusta recrear (o hablando en plata, mal copiar) cuadros al óleo, y de Klimt he terminado cuatro. Pero cuál sería mi decepción al ver que la Barbie Klimt se inspiraba en uno de los pocos cuadros que no me gustan del genial pintor, el retrato de Adele Bloch-Bauer I. Para tratarse de la señora Bloch-Bauer I, a los de Mattel no les ha salido mal la Barbie. Supongo que ya habréis tenido ocasión de verla, pero si no, podéis echar un vistazo en el blog de Deirdre, A Sanctuary, my Sanctuary, pinchando aquí. De todas formas, decidí echarle un poco de cara y hacer mi propia Museum Collection Klimt, esta vez de mi cuadro favorito, El Beso:



Elegir a la modelo fue bastante fácil. Becky, con su pelirroja melena, su tez blanca y sus boquita de fresa encarnaba a la perfección a la protagonista del cuadro. Además, contaba con otra ventaja: su pelo rizado es un absoluto desastre, he estado a punto de ponerlo a hervir en alguna ocasión, pero a cambio me permite realizarle cualquier peinado, por elaborado que sea, sin miedo a que se le estropee el pelo (sobre todo, porque nunca va a quedarle peor de como lo tiene). Así que con un poco de lamé dorado sobrante de los nuevos vestidos de fiesta de Barbie y Leilah, un retal de gasa negra y pintura acrílica, me lancé a la confección de un conjunto inspirado (que no exactamente calcado) en el cuadro. La verdad es que tardé más en aclararme con el diseño que lo que tardé en llevarlo a cabo, y en una tarde tenía lista mi propia Barbie Museum Collection. Y aquí tenéis el resultado, junto con mi mala-copia, digo, recreación, de El Beso (en mi defensa diré que fue el segundo cuadro que pinté en mi vida, tan lanzada como siempre).



El conjunto consta de un vestido palabra de honor (sí, again), ceñido a la cintura con un pequeño cinturón, y un chal que combina lamé dorado y gasa. Los zapatos son Basics Jeans.



Todo el traje está pintado con motivos florales inspirados en el propio cuadro, realizados con pintura acrílica. Asímismo, el chal de gasa emula las ramas de la parte inferior del cuadro.


Para el pelo, opté por un semi-recogido. Partí el pelo en dos, retorcí ambos mechones y los uní en el centro con una goma transparente. Después, rocié los mechones que sobresalían con un poco de protector térmico del Mercadona y les di forma con los dedos. Finalmente, pinté unas flores y se las coloqué sobre el peinado.


La verdad es que el resultado me encantó, Becky parecía estar hecha para este modelo, y no podía parar de hacerle fotos.


Obviamente, ella estaba encantada con tanta atención, tanta foto y sobre todo, con un conjunto hecho especialmente para ella.


Después de ver el resultado, he decidido no tratar de alisarle el pelo a Becky. Casi no me atrevo a peinar a las otras por miedo a estropearles el pelo, y lo cierto es que me encanta hacer recogidos. El protector térmico me resultó muy útil porque aparte de humedecer el pelo tiene un poco de efecto fijador, no tanto como la laca, pero suficiente para dejarte moldearlo. Ya os contaré qué tal se elimina cuando le quite el peinado.


Para terminar, un primer plano de la modelo, que no podía estar más guapa, o al menos a mí me lo parece.


Le ha gustado tanto la experiencia, que se ha ofrecido para protagonizar otro Museum Collection que me gustaría realizar, inspirado en la obra de Botticelli. Lo mismo cuando se entere de que tiene que posar medio desnuda se echa para atrás...

martes, 26 de julio de 2011

Stephen McQueen

Afortunadamente los packs de ropa fueron todo un acierto. Las chicas estaban encantadas con los nuevos modelitos. Didi y Alex se encontraban probándose algunos de ellos mientras no paraban de decirse mutuamente lo súuuuuper divinas y súuuuuper ideales que estaban con aquellos vestidos cuando, de pronto, escuchamos un quejido que provenía de una de mis maletas aún sin deshacer.

Nos acercamos y pudimos comprobar como, de entre las camisas, asomaba una mano. La sorpresa fue enorme al comprobar que era el mismísmo Stephen McQueen el que se había colado de polizón en mi maleta.

Stephen me explicó que, tras haberle hablado yo de las niñas, sentía curiosidad por conocerlas ya que presentía que encontraría en ellas inspiración para sus próximos diseños. Además, su ciudad natal, Londres, le traía a la mente recuerdos que él prefería dejar atrás... ¿y qué mejor sitio para empezar de nuevo que la soleada Cádiz? Las niñas parecían estar encantadas con nuestro nuevo inquilino, ya se veían posando para él y conviertiéndose en sus musas.

Tan felices estaban con la llegada de McQueen que no dudaron en pedirle que improvisara algún modelito para ellas. Stephen no se dejó de rogar y en un momento pilló un trozo de tela roja y vistió con ella a mi querida Didi mientras Alex se tiraba de los pelos de envidia (aunque eso sí, envidia sana).

domingo, 24 de julio de 2011

Shopping abroad

Días antes de volver a España me encontraba visitando a unas primas segundas de nuestras Barbies en el Science Museum cuando, de pronto, vinieron a mi mente las proféticas palabras de Didi al despedirme de ellas ‘si no nos traes algo te la vamos a liar parda’.

Así que, por mi bien, decidí ir a buscarles algún detallito con el que satisfacer su adicción a la moda. Estuve visitando algunas jugueterías pero, desgraciadamente, no encontré nada nuevo, restos de algunas Fashionistas Swapping Style y algunos packs individuales con ropa que fácilmente se pueden encontrar en Cádiz.

Casi agotado después de mucho rebuscar, estaba ya a punto de darme por vencido y pensando en el castigo que me aguardaba por no llevarles a las niñas ni un triste top cuando, por casualidad, me topé con un joven que, tras presentarse, me preguntó si necesitaba ayuda.

Le expliqué lo que buscaba y le hablé de las chicas, de su afición (o mejor dicho, obsesión) por la ropa, los zapatos y cualquier otro complemento que poder lucir, y de cómo cinco enanas podrían convertir mi apacible vida en un infierno si no me presentaba con un regalo para ellas. Afortunadamente, Stephen (que así se llamaba el joven, Stephen McQueen) era un joven diseñador que empezaba a despuntar en el mundo de la moda y conocía perfectamente todas y cada una de las tiendas de la ciudad, así que, tras pensar un rato, me sugirió que me acercase a John Lewis.

Tal como me había sugerido Stephen, fue finalmente en el departamento de juguetería de John Lewis donde encontré estos packs Fashionistas que, hasta el momento, no han llegado a Cádiz, así que me hice con un par de ellos. ¡Espero que les gusten a las niñas!

miércoles, 20 de julio de 2011

Sunny Frankendollie

Sunny suele ser la alegría de la huerta, por eso me chocó tanto llegar a casa y encontrármela llorando desconsolada sobre el sofá, rodeada por el resto de las chicas.

-¿Se puede saber qué ocurre? Y por favor, no me digáis que también se ha enamorado de Tommy porque directamente lo empaqueto y lo mando a China.

-No, no se trata de nada de eso -me tranquilizó Barbie-. Son... sus pies. Dice que está harta de pasearse descalza por todas partes y que tiene derecho a usar tacones como nosotras. Sobre todo ahora que su hermana Álex también puede.

La idea me preocupó. ¿Y si Sunny se traumatizaba por dejar de ser idéntica a su hermana gemela después de tantos años? Así que corrí a llamar a Acerico (recién llegado de sus vacaciones) , para ver si le quedaban ganas de ejercer de cirujano y sobre todo, algún otro cuerpo donante. Resultó que sí, aunque de un tono de piel algo más oscuro que el de Sunny. Dudé un poco, pero el desgarrado llanto proveniente del salón me decidió.

-Esta misma tarde te la llevo. Total, como mucho se parecerá a esas famosas que de tanto micropeeling terminan con una cara tres tonos más pálida que el resto del cuerpo. Y siempre puedo volver a colocarle su cuerpo original si no está satisfecha.

Dicho y hecho, cogí a Sunny y la llevé a casa de Acerico, quien con suma pericia realizó la operación (para horror y trauma de la pobre My Scene donante, que se encontró de repente con pies de hobbit). Ya de vuelta en casa, me di cuenta de que se le había estropeado la pintura de los labios, así que ni corta ni perezosa cogí mis pinceles y aproveché para aclararle el color, de un fucsia intenso a un rosa algo más apagado. Como outfit para estrenar su nuevo frankencuerpo, elegí la camisa del conjunto Scarlett Johansson a modo de minivestido negro, el collar que le hice a Barbie para su viaje a L.A. como cinturón, zapatos Fashion Fever y unos aretes plateados de Chabel.

Cuando Sunny despertó de la anestesia y contempló su nueva imagen, no cabía en sí misma de alegría. Creo que ni se ha dado cuenta de la diferencia de tono (sobre todo porque no podía dejar de mirar sus zapatos, y de mover sus nuevas articulaciones en las rodillas). Enseguida me pidió una sesión de fotos, y no pude negarme. He puesto primero una foto del día en que Sunny llegó a casa para que veáis mejor la diferencia.






Soy consciente de que se le nota la diferencia de tono (en la tercera foto he colocado el brazo junto a la cara para que lo veáis bien), pero está tan contenta que ni se me ocurriría volver a ponerle su antiguo cuerpo.

sábado, 16 de julio de 2011

Un pequeño homenaje

Hay días en los que te sientes especialmente nostálgica o melancólica. Cuando me ocurre eso, normalmente me da por escribir (un poema, un cuento, o unas líneas de algo que pretendo que sea una novela en un futuro lejano), pero hoy se me quedaba corto. Me apetecía compartir con vosotros un pequeño pero importante trozo de mi vida, y que en cierta forma está relacionado con las muñecas.

Ya sabéis que aunque mi pasión es Barbie, siento debilidad por otros muñecos, como los Nenucos (tengo cinco, más dos tamaño mini) y las Nancys. Bueno, en mi caso debo decir LA NANCY, porque sólo poseo una, y bastante perjudicada está la pobre. Mi devoción por la reina de Famosa comenzó cuando apenas contaba tres o cuatro años. Mi abuela, amante también de las muñecas, tenía una vestida con el modelo ibicenco. Normalmente me estaba vetada, pero de vez en cuando me permitía cogerla y admirarla (que no jugar con ella), siempre que no me moviera de su lado. Aquí he rescatado una foto de mi infancia, en la que la sostengo totalmente embelesada. La pobre muñeca no sobrevivió a las constantes obras en mi casa, pero afortunadamente, y con permiso de mi abuela, conservo ese traje que me trae tantos buenos recuerdos.


Obviamente, mi abuela pronto se dio cuenta de que su Nancy peligraba, así que convenció a mi madre para que me pusiera una por Reyes. Ahí la tenéis por triplicado (una para mi hermana, otra para una prima, y la de en medio para mí). Era una Nancy disfraces, que traía dos conjuntos, uno de arlequín y otro de colombina. Y sí, jugué mucho con ella y terminó sin piernas de tanto vestirla y desvestirla, pero no pudo competir con el otro regalo de aquel año: mi primera Barbie, la Pink'n'Pretty, cuya caja rosa fucsia podéis intuir tumbada en mitad de la mesa. Aquel año también cayeron la Rueda de la Moda (lo de diseñar me iba desde pequeña), un juego de mesa que recuerdo que traía muchos anillos de plástico (por supuesto pasábamos del juego en sí y flipábamos con los anillos), libros de cuentos, chuches y una pequeña bici Torrot. La verdad es que cuando veo a los niños venga a pedir por Reyes playstations y nintendos y juegos de ordenador, me dan lástima. Realmente no saben lo que se pierden, y lo feliz que se puede ser con un par de muñecas y tres juguetes más.


Esa cámara de Super-8 que véis apoyada en la barra americana pertenecía a una de las personas más importantes de mi vida. Mi abuelo. De él viene mi nombre, y mi amor por el cine. Le encantaban las películas de Disney. Su favorita era La Dama y el Vagabundo, aunque yo siempre le recordaré en una oscura sala de cine disfrutando como un niño pequeño de Fantasía, que me llevó a ver siendo yo una chiquilla. También sentía pasión por las películas antiguas. Sentados frente a una mesa repleta de chocolate y frutos secos, cada sábado disfrutábamos en el programa Cineclub de una doble ración de Montgomery Cliff, Alfred Hitchcock, Marlene Dietrich, Billy Wilder, Clark Gable... También le debo la mayor parte de los libros y la música de mi infancia, todos los fuegos artificiales que pasearon por el cielo de Cádiz hasta mi adolescencia, muchas noches de baile y teatro y, por su profesión (era carpintero y ebanista), mi afición por trabajar con las manos y por el bricolaje. Era risueño, cariñoso y divertido, muy divertido. Tengo decenas de fotos de sus disfraces, pero he decidido incluir una que se corresponde con la de la foto anterior.


Mi abuela le hizo ese disfraz a escondidas la víspera de Reyes, y no dudó en ponérselo para hacerse unas fotos. Cuando las revelaron y nos las enseñaron, nosotras no nos dimos cuenta de que era él, realmente pensamos que teníamos una exclusiva del rey Melchor. En fin, entre sus muchos regalos, guardo uno con especial cariño. El verano antes de cumplir los once años me enamoré de una Nancy Jeans rubia, y cada vez que pasaba por delante del escaparate suspiraba por ella. Mi madre me decía que ya iba siendo algo mayorcita para muñecas (pobrecilla, no sabía la que le quedaba, que nunca dejé de pedirlas), pero a mi abuelo esas cosas no le importaban y esperó pacientemente hasta que llegó mi cumpleaños para regalármela (que le reñían si me la regalaba antes, jeje).


Hasta que me casé estuvo en mi habitación, con un look diferente cada semana. Heredé un armario de Nancy y muchos conjuntos de la hija de unos amigos de mis padres, y me encantaba cambiarla de ropa. Después vinieron las constantes mudanzas, y estuvo varios años guardada, hasta que hace unos meses pude sacarla de nuevo. Así que he pensado que de vez en cuando puedo hacerle unas fotillos con sus conjuntos setenteros y ponerlas en el blog, creo que se lo merece... ¿y vosotr@s?


Para terminar, quería ofreceros un poema que le escribí a mi abuelo un año después de su despedida... o tal vez debería decir, de su "Hasta luego..."

Gracias a tod@s por compartir vuestro tiempo con mi nostalgia...


martes, 12 de julio de 2011

Come on Barbie, let's go party!

La llegada de Leilah le ha sentado a Barbie de maravilla. Vuelve a preocuparse por su aspecto, y por supuesto, vuelve a ser la niña consentida que siempre ha sido. De hecho, le faltó tiempo para pedirme un nuevo vestido para salir de fiesta con Leilah.

-¿Es que no tienes suficientes?

-Todo el mundo sabe que nunca se tienen suficientes vestidos de fiesta. Y además, podrías hacerle algo también a Leilah. Tus diseños le han encantado.

Así que nada, manos a la obra. Quería que mis chicas brillaran en la fiesta y en la pista de baile, así que me decidí por lamé dorado (aunque no de muy buena calidad, para qué mentir) como base de sus diseños. A Barbie le confeccioné un vestido a lo Serena van der Woodsen conoce a Jennifer López, con extraminifalda ceñida y escotazo de tela fruncida hasta el ombligo, con la espalda al aire y un pequeño colgante dorado como adorno. Completan el conjunto la cartera roja y negra de Leilah y zapatos Basics Jeans.



Para Leilah, me decidí por un sencillo pero atrevido top combinado con los vaqueros de Pat, zapatos y brazalete Basics Jeans y bolso fashionista.



A mi me parece que las dos van a arrasar esta noche, ¿y a vosotr@s?



sábado, 9 de julio de 2011

El verdadero origen de Carmela

Me encanta bucear por internet y buscar páginas interesantes sobre Barbies y otras muñecas. El otro día, mientras miraba un catálogo de Barbies antiguas que alguien vendía, me topé con una foto que me llamó la atención. Era de una Barbie de 1992, la Bath Blast, (ni idea de cómo se llamaba en español) que incluía un tarro de espuma con la que se supone que podías "vestir" a tu muñeca. Pero lo que despertó mi interés fue el minúsculo atuendo que vestía: un bañador rosa fucsia, con lunares de varios colores. Casi pude oir el click en mi cabeza, y me lancé a buscar en el fondo de mi caja de vestidos de Barbie, hasta dar con un bañador exactamente igual al de la foto, el que traía Carmela cuando una antigua alumna me la regaló, hace ya diez años.


Lo que me tenía un poco mosca era el pelo, pero recordé que le había cortado el flequillo a ras hacía unos años porque era imposible manejárselo, y que también tuve que cortarle la melena (con todo el dolor de mi corazón) porque en los rizos que traía no había Dios que le metiera un peine. Me alegró mucho poder por fin averiguar sus verdaderos orígenes, y corrí a hacerle una foto con su atuendo "de fábrica", aunque por supuesto los pendientes, los zapatos y la toalla son añadidos. Tengo muy claro que Carmela necesita un re-root, pero la verdad es que no me atrevo a hacérselo hasta que no haya ensayado el proceso con otra muñeca, aunque sea de los chinos. En fin, aquí os dejo un par de fotillos de mi guapísima Bath Blast del 92. ¡Y yo que pensaba que era ochentera!



miércoles, 6 de julio de 2011

& L.

Hoy pasé casi todo el día fuera de casa. Cuando volví, rendida, me sorprendió escuchar risas provenientes del salón. A ver, que lo raro no es escuchar risas en mi casa porque mis chicas cotillean y se divierten de lo lindo todo el día. Lo raro es que la que se reía era Pe. Pe-la-mujer-seria-soy-profesora-de-Harvard. Bueno, pues parecía que ocuparse de Shelley le estaba ablandando el corazón, y la imaginé sentada con ella en el sofá, viendo La Sirenita de Disney.

Pero a la que se le puso la cara como al cangrejo Sebastián cuando se da cuenta de que su princesita quiere unas piernas fue a mí. A ver si vosotr@s no os hubierais quedado igual si al abrir la puerta del salón os encontráis esta estampa:


Efectivamente. Mi Pe y un señor totalmente desconocido y con una pinta de cursi que no podía con ella (¿un chaleco a rayas rosas y azules metalizados?) zampando palomitas, riendo como bobalicones y muy pegaditos en el sofá. ¿Qué me he perdido?

-Buenas tardes -dije. Aunque claro, enseguida notaron que más que las buenas tardes estaba preguntando lo de ¿qué me he perdido? y corrieron a ponerse de pie, visiblemente azorados.

-Eh... buenas tardes, Rossetti. Éste es Ralph, digo, Raphael Lauren. Es el socio de... bueno, de quien tú ya sabes en H & L Doll Houses. Él es la L, claro.

-Claro -respondí mientras le estrechaba la mano (bueno, el índice) a Ralph, Raphael o L., quien se había apresurado a ofrecérmela-. Y está aquí por... -los animé a continuar.

-Pues en realidad vine para verla a usted, tenía algo importante que decirle. Me abrió esta preciosidad de chica -(la preciosidad de chica en cuestión se sonrojó visiblemente)-, me invitó a pasar a esperarle, comenzamos a hablar, nos dimos cuenta de que a los dos nos encanta el cine clásico y Miss Petunia me invitó a ver "Con faldas y a lo loco" mientras esperaba, que resulta que es nuestra comedia preferida de todos los tiempos... ¿no es increíble?

-Increíble, no lo jures. ¿Y qué era eso tan importante que tenías que decirme?

-¡Oh! Tommy me comentó que estabais pensando en habilitar una vitrina para vivienda de muñecas, y vine por si os seguía interesando trabajar con nosotros. Por supuesto, y por tratarse de vosotras, no os cobraríamos las horas de trabajo, sólo los materiales y mobiliario que utilicemos.

-Es un decorador estupendo, Ross. Deberías ver las fotografías que ha traído -añadió Pe con una sonrisa, señalando un álbum abierto en una esquina del sofá.

A ver. El nombre de Tommy es prácticamente tabú en esta casa, le ha roto el corazón a dos de mis niñas... ¿y este chico quiere que contratemos a su empresa? Ni hablar. Aunque pensándolo bien, no creo que encuentre gente tan especializada como ellos. Y Pe parece estar muy contenta desde que ha aparecido este tal Ralph. Y vale, lo admito, nos va a salir regalado de precio.

-Está bien. Aunque con una condición -concedí.

-La que sea -contestaron Pe y Ralph al unísono, lo que les provocó un ataque de risa tonta.

-Tu socio tendrá que hacer el trabajo a distancia. Puede comunicarse conmigo por e-mail, llamándome a mi móvil o a través de ti, pero tiene prohibido poner un pie en esta casa, al menos hasta que a Barbie y a Pe les parezca bien que lo haga, si es que alguna vez se lo parece. Tú, por supuesto, eres bienvenido.

-Muchas gracias. Gracias por confiar en nosotros. No las defraudaremos -aseguró mientras cogía la mano de Pe y se la llevaba a los labios-. Miss Petunia, ha sido un verdadero placer conocerla. Siento tener que irme ya, aunque prometo que nos veremos mañana. Soy muy responsable con mi trabajo...

Cuando Ralph se fue, caí en la cuenta de algo muy importante...

-Oye Petunia. ¿Y tú no se supone que estabas cuidando de Shelley?

-Esto... le di recreo.

-Y eso fue...

-Pues cuando llegó Ralph. No sé. ¿Dos horas?

Shelley + dos horas + libertad absoluta=



Pobre oso, con lo que me había costado curarlo de la fallida operación de "pendicitis", tuvo que soportar una larga sesión de "cupuntura"...

sábado, 2 de julio de 2011

Gossip Queens: Nuestras chicas en South 36.32 N – The New Fashion Latitude

Efectivamente, queridos corazones cotillas. Gossip Queens no ha querido perderse este evento del mundo de la moda celebrado en la trimilenaria Cádiz. Ni fenicios, ni romanos, ni cartagineses... las verdaderas conquistadoras de la pasarela del South 36.32 N han sido las chicas de Barbieholics, que lucieron unos originales modelos de noche. Rahnia y Pat desfilaron con elegancia y desparpajo, y posaron para los numerosos fotógrafos allí congregados.

La veterana Rahnia lució un maravilloso vestido de inspiración étnica, en raso estampado en tonos blanco y chocolate. Completa el conjunto un collar dorado tipo pechera, que resalta la piel de esta bella etíope.













Por su parte, Pat se estrenó en el mundo del modelaje con un vestido de gasa beige estampada en tonos naranja y verde, ceñido hasta las caderas, y abierto en la parte inferior. Un par de collares, un brazalete y un cinturón con maxihebilla completan el conjunto.









Esperamos que hayáis disfrutado de estos modelos tanto como nosotras y el resto de las chicas de Barbieholics, que no dudaron en asistir al evento para animar a sus amigas, y que protagonizaron una de las más divertidas anécdotas de la noche, cuando la hermana pequeña de una de ellas se subió a la pasarela en un descuido de sus cuidadoras e hizo sus primeros pinitos como improvisada modelo. A pesar de que intentamos entrevistar a Barbie, ésta se negó a hablar con nosotros... Pero no nos rendimos. Más tarde o más temprano, descubriremos su secreto...