
Como lo prometido es deuda, aquí os dejo un detallado reportaje de mi casa-vitrina ya terminada. En primer lugar, no os imaginéis nada sofisticado, glamouroso o realista. Me impuse algunas normas a la hora de hacerla, así que por adelantado ya sabía que el resultado no iba a ser nada así. Sin embargo, he disfrutado muchísimo al diseñarla y sobre todo al crearla, y lo mismo a algun@ de vosotros os puede servir algo de lo que he hecho.
Las normas que decidí seguir son las siguientes:
1. Por encima de todo, reciclar y tunear... me hacía ilusión crear cada detalle yo misma.
2. Nada de gastar dinero en muebles de muñeca (aunque si alguien me regala alguna vez el sofá de Jonathan Adler no voy a hacerle ascos, prometido).
3. Las únicas compras permitidas son en los chinos o papelerías/tiendas de manualidades.
4. Nada de monocromía para la casa de mis niñas. Colores tan alegres como ellas, aunque por supuesto combinados con estilo.
Empecemos por el ático, que incluye un altillo con cajas blancas (Kassett para CDs y para DVDs, 2,99 € y 6,99 €, de Ikea, que compré junto con la estantería Billy, 35 €) donde guardar la ropa de Barbie y Ken. Debajo del altillo se encuentra, por supuesto, el vestidor. Para las paredes, utilicé cartulina malva, gris y negra; para el lateral usé una hoja de un cuaderno de scrapbooking que mi hermana pequeña me trajo de Miami. El suelo es un tablero de madera que cortó mi padre y que teñí con una mezcla de betún de judea y aguarrás. Ahí tenéis a Scarlett, que se está preparando para salir a cenar.

No tenía por casa ningún espejo que pudiera aprovechar, así que compré en los chinos dos espejos (1 € cada uno) con el marco de espuma. Los corté, los pegué y los pinté de negro, así quedó un espejo alargado donde las chicas pudieran verse de cuerpo entero.

La estantería la compré hace algunos meses en un chino, ya la vistéis en una entrada anterior (2 €). La pinté de negro y le quité la tapa de cristal. Las cajas-sombrereras las guardaba de unos anillos que me regalaron, y los ositos son las tapas de unos tarros de colonia. Con un trocito de cartulina en forma de tubo apañé un expositor para cinturones y gafas de sol.

Un joyero forrado con tela que tenía rodando por la casa se ha convertido en un cómodo sillón donde poder calzarse. El cojín venía con un reloj, está hecho de cuero y me pareció perfecto sobre el sillón. Sobre los laterales de la estantería y el armario atornillé unos corchetes negros, a modo de colgadores.

Por último, en los chinos compré estos marcos tamaño foto de carnet (0,75€ cada unidad), y por internet busqué imágenes de zapatos Louboutin y Manolo Blahnik's que fueran bien con la decoración del vestidor.

El
armario ya lo conocéis, es el que me ayudó a hacer mi padre. Coloqué todas las
cajas de zapatos encima para dejar los estantes más despejados, y puse tiradores (chinchetas señalizadoras de los chinos, 0,75 €) en los cajones.

Sobre un trozo de cartulina negra pegué tres corchetes negros para hacer un perchero. La bolsa de compras de Naf Naf la hice con un sobre de los que vienen con botones de repuesto, dos trocitos de cordoncillo y cinta adhesiva.

Pasemos ahora al salón, para el que utilicé cartulina gris, verde y negra, además de otra hoja de scrapbooking. El suelo es otra lámina de madera, esta vez pintada de gris. Quise que el salón fuera un espacio para que las chicas se relajen y descansen, un lugar donde estuvieran cómodas, y ahí están Candela y Carol para corroborarlo.

Candela está leyendo una revista sentada sobre un sillón que en realidad era un reposamóvil de mi marido, que he pegado sobre una tapa de crema de la cara para darle mayor altura. La pequeña estantería ya la visteis en la entrada sobre el cumpleaños de Shelley, y el aparador es la
mesa de profesor que fabriqué para Pe con una caja de un juego de lotería. La repinté de negro, marqué el centro para simular unas puertas y pegué dos cuentas a modo de tiradores. En la esquina me gustaría poner una lámpara, pero de momento van a tener que aguantarse con este adorno de ramas. La maceta, al igual que el pie de la mesita auxiliar, están hechos con unos antiguos topes de barra de cortina repintados. La tabla de la mesita es un minicd prehistórico forrado con papel adhesivo.

Esta vez para el marco de fotos elegí una imagen de Shelley con Pobre Oso. Los tarros son dos trozos de madera que encontré entre los cachivaches de mi padre, y las tapas son tornillos. El jarrón es un trozo de tubería que también salió de otra de las cajas de cachivaches de mi padre. Las flores son de Mattel.

Carol, que como podéis ver está ya totalmente integrada en su nuevo hogar, se está poniendo al día sobre sus compañeras en nuestro blog. El sofá y los cuadros ya los conocéis de la fiesta de cumpleaños de Shelley. Los cojines los rehice con un nuevo diseño, ya que en esa ocasión estaban sólo apuntados con unos alfileres. Decidí utilizar la base de la caja de Martini Gold como mesa auxiliar, y la trasera es la tapa del armario de Barbie.

Os dejo una foto del portátil que le hice a las niñas. Pensé que si para los de Mattel cualquier cosa se fabrica con plástico y cartulina, yo podía hacer lo mismo. Se trata de una cajita de esas de obsequio de sombras de Clinique que estaba casi gastada (que bien que lo guardo todo, aunque empiezo a pensar si eso no será uno de los primeros síntomas del Diógenes). Le quité las sombras y pegué las pegatinas con la pantalla y el teclado, et voilà! Un apañado portátil para que las chicas puedan estar al día en la red.

La última habitación es el dormitorio, y teniendo en cuenta que era la que menos me gustaba, tampoco ha quedado tan mal al final. Para forrar las paredes utilicé cartulina roja, negra y dos láminas de
scrapbooking. El suelo es una lámina de madera forrada con papel adhesivo que compré en los chinos (1 €). Los
muebles son los que Vero me regaló, repintados en negro.

Gema anda con la cabeza en las nubes desde que conoció a Nacho. Ahí la tenéis, peinándose y canturreando más feliz que una perdiz.

Los tarros están hechos con la parte de cristal de tres bombillas, los tapones con cuentas de madera pintadas de rojo. La polvera es la de Leilah.

También aproveché algunos de los objetos de los que me regaló Vero, como esos botes, el cepillo y el peine. El cuelga collares, que no se ve muy bien, es un corchete enorme doblado para que se quede de pie.

El perchero es uno de esos maniquíes para colgar collares. La verdad es que lo tenía guardado, y ha resultado ser el elemento más importante del dormitorio, y el que me dió la combinación de colores que utilicé para las paredes.

El cabecero fue un quebradero de cabeza. En su lugar original quedaba fatal, y la cama era demasiado larga como para ponerla cruzada. Así que al final decidí ponerlo de forma que hiciera las veces de sofá cama. Tuve que rematar el cabecero con un cordón, ya que no traía el encaje original. La colcha y los cojines (excepto el del centro, que es también de un reloj), están hechos con un viejo chaquetón que se me había roto y que no tiré a la basura por si lo podía aprovechar (y mira por donde fue así). La lámpara la hice con un bolín de billar, alambre y cartulina. La pequeña Kitty era un adorno para el móvil, me pareció que quedaba mona ahí encima.

Shelley se ha quedado dormida encima de Pobre Oso. Así parece hasta casi buena, aunque creo que Pobre Oso no se atreve ni a respirar no vaya a ser que se despierte...

Bueno, espero que os haya gustado, y que algo de lo que he hecho os pueda resultar de utilidad. ¡Gracias por leer hasta el final esta entrada kilométrica!