domingo, 16 de enero de 2011

Confesiones de una Barbiehólica II. De niña a mujer.

Durante la adolescencia dejé de jugar con mis Barbies. No tanto por falta de ganas como por el cóctel hormonal propio de esta edad, en la que palabras tan inocentes como "jugar", "muñecas", "Barbie" o "espinilla" podían dar al traste con tu reputación. Así que me limitaba a adorarlas desde la distancia, relegadas como estaban a lo alto de mi estantería, donde convivían con otras reliquias de mi infancia.

Curiosamente, no fue hasta terminar mi carrera e incorporarme al mundo laboral que comencé a disfrutar de nuevo con mis muñecas de una forma más abierta. Puede que las inseguridades de la juventud dieran paso a la confianza de la madurez. O puede que, simplemente, me aferrara a una maravillosa palabra que permite al adulto volver a ser niño: coleccionismo. Durante unos años, mi familia y amigos me obsequiaron con estos pequeños tesoros:


Ésta es la Barbie Sissi (no confundir con el modelo Sissi Emperatriz). Está en perfecto estado y conserva sus joyas y sus zapatos.



No conozco el modelo de esta Barbie, aunque por su cara podría ser de los 90. Pertenecía a otra chica y cuando me la dio sólo vestía un bañador rosa fucsia con lunares de colores. Está algo estropeada, al igual que el preciosos traje de piconera que me hizo mi abuela, pero los guardo con muchísimo cariño. Los zapatos pertenecen a la colección Basics.



Esta Shelley pertenece a la colección de la película "Barbie y el Cascanueces", si no recuerdo mal. En cuanto la vi me enamoré de ella, y no paré de dar la lata hasta que me la regalaron.


Esta Barbie vestida de novia es muy especial para mí: me la regaló mi marido en nuestro último aniversario de solteros, y fue toda una sorpresa. Conservo todos los accesorios y está en perfecto estado.



Por último, ésta Barbie Hollywood Legends caracterizada como Eliza Doolittle (Audrey Hepburn) en la película "My Fair Lady" fue un regalo de Reyes. Es la única que conservo en su blíster original, no tanto porque no se estropee la muñeca como porque la caja en sí es preciosa. La foto no es muy buena, pero no he conseguido hacer ninguna mejor.

Debo reconocer que a pesar de mi devoción por Barbie, hasta hace muy poco he sido una coleccionista "pasiva". Mis constantes mudanzas y la falta de espacio me obligó a dejar a mis muñecas en casa de mis padres, y el presupuesto familiar exigía otras prioridades. Sin embargo, el tiempo, que ha ido solucionando esas dificultades, y sobre todo, un "amor a primera vista" me han devuelto la ilusión por esta pequeña "fashion victim".

1 comentario:

  1. He estado leyendo y releyendo vuestros posts hasta llegar a este. Me han encantado estas muñecas y además me he sentido muy identificada: Durante la adolescencia yo también aparté las Barbies por aquello del "qué dirán",aunque también por el cóctel hormonal, y ahora me declaro defensora y coleccionista acérrima de Barbie sin ningún pudor. Bueno, coleccionista... o intento, que lo del presupuesto es cierto, jajaja. Aunque yo sí que jugaba, pero a escondidas! Me encanta tanto este blog..1 besito!

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