viernes, 21 de enero de 2011

Confesiones de una Barbiehólica IV. El día B.

Con un día de retraso, los Reyes Magos dejaron en mi casa a una nueva inquilina. Su nombre es Barbie (aunque ella insiste en que la llame "Baaabi", que es como se pronuncia en inglés), y llegó con aires de grandeza y dándoselas de supermodelo. La verdad es que es tan elegante que le perdoné esa actitud, esperando que con el tiempo aprendiera a convivir con las que serían sus compañeras de piso. De hecho, pronto demostró que esas maneras no eran más que una pose y que en el fondo es una de nosotras, una "fashion victim" que gritó de alegría cuando vió el regalo de bienvenida que le tenía preparado. Al armario le había sumado un pack de accesorios Basics, así que prácticamente se le saltaron las lágrimas de emoción. La verdad es que fue una buena forma de romper el hielo, porque a los pocos minutos la había desnudado y había comenzado a hacer lo que deseaba desde la primera vez que la vi: vestirla.



Ese mismo día recibimos la visita de Helena, una buena amiga de Barbie, también procedente del mundo de la moda y con los mismos aires de diva. Se quedó un rato en casa y accedió también a posar para la cámara, después de jurarle por Snoopy que yo no era ningún paparazzi y que no utilizaría las fotografías para venta por catálogo, ya que ella tenía un caché que cuidar. Así que aquí tenéis un par de fotos de esa primera sesión.




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