lunes, 28 de marzo de 2011

Tina

Cuando sonó el timbre, las chicas se abalanzaron hacia la puerta. Afortunadamente, soy más rápida que ellas y en dos zancadas las había dejado a todas atrás. Abrí y me topé con el cartero, que traía un paquete algo voluminoso a mi nombre. Al sacudirlo, intrigada por su contenido, me sorprendió oír una voz que salía de su interior:

-¡Que alguien me saque de aquí de una vez! ¡Esto no hay quien lo soporte!

Algo asustada, coloqué la caja en el suelo del recibidor y la abrí con cuidado. Las chicas se escondieron tras la puerta del salón, sin perder de vista el contenido del misterioso paquete. Entre un mar de espuma de polietileno, surgió una cabeza... ¿rosa?

-Puag, tengo trocitos de esta porquería por todas partes... ¡Beckyyyyyyyyyyy! ¡Ven aquí y ayudame!

Becky corrió a ayudar a la cabeza rosa, tocada con una pequeña corona, que asomaba por la caja, y que no paraba de proferir quejas.


-¡No podías haberme buscado un pasaje de primera en un vuelo, no! ¡Un paquete por correo ordinario! ¿Desde cuando he sido yo ordinaria?

-En eso tiene razón la chica -terció Barbie, que contemplaba la escena desde una distancia prudencial-. Es cualquier cosa menos ordinaria. Alguien debería haberle dicho que el carnaval terminó hace semanas. ¡Ay, si sigues con esa costumbre de pisarme tan fuerte cada vez que expreso mi opinión sobre alguien acabarás con mi pedicura! -me gritó.

Ya fuera de la caja y más tranquilas, las dos hermanas se fundieron en un fuerte abrazo. Está claro que se quieren muchísimo. Y aunque podéis comprobar por las fotos que las dos son igual de guapas, me temo, por lo poco que he podido ver, que no son nada parecidas.



Curiosamente, en cuanto Barbie superó la primera impresión y consiguió apartar la vista del color del pelo de Tina, se quedó atónita al ver el atuendo de ésta. Enseguida se acercó y comenzó a preguntarle dónde había conseguido aquellas joyas, el maravilloso vestido, las medias, el bolso y los zapatos... En cuestión de minutos me di cuenta de que pronto serían inseparables, y es que a veces la moda es capaz de forjar grandes amistades. En fin, aquí tenéis una foto de Tina, a la que por supuesto pedí que posara, porque me parece que aunque algo extravagante, es una verdadera preciosidad.


viernes, 25 de marzo de 2011

Chocolate

Hay telas que inspiran más que otras, y hay días que necesitas tener la mente ocupada y evitar que a la cabeza le dé por pensar en ciertas cosas… hace algunas semanas estos dos factores se aliaron y dieron como resultado el conjunto ‘Chocolate’.

Mientras lo hacía no pensaba en ningún nombre, de hecho no pensaba en nada (de eso se trataba), sin embargo en el momento en el que vi a Helena con él puesto me vinieron a la mente los colores de una caja de bombones.

Para no variar volví a usar el palabra de honor combinado con una falda (creo que ya es hora de ampliar la variedad de tipos de escotes). Como en días atrás hizo un poquito de fresquillo le confeccioné también un chal con el que poder cubrirse los hombros, no me vaya la niña a pillar un constipado. Al cuello lleva un collar con perlitas doradas a juego con el cinturón.

martes, 22 de marzo de 2011

All that jazz

"Culo veo, culo quiero". Eso es lo que nos decía nuestra madre cuando a las tres se nos antojaban las mismas cosas. Y eso es lo que me ha pasado con Candela. Después de ver cómo le hacía el traje a Pe y el conjunto a Barbie a partir del retal de pata de gallo en blanco y negro, se me plantó delante y me pidió que también le hiciera algo a ella con la misma tela. No podía negarme, Candela es siempre la primera en levantar la mano para ayudar... Así que decidí hacerle unos shorts con vuelta. Éstos me han salido muchísimo mejor que los piratas a cuadros que le hice para la fiesta de San Valentín, se ajustan perfectamente a su cuerpo tanto por delante como por detrás, y a mí me parece que le quedan realmente bien. El top es un simple palabra de honor, y para animarlo un poco, utilicé una pulsera de perlas de imitación a la que añadí una pequeña lazada como improvisado collar. Completa el conjunto unos calentadores-medias de lana rematados con encaje, sobre unos zapatos de tacón basics. Finalmente, como tocado para el pelo confeccioné un lazo tipo pajarita. Cuando vi el resultado final, me recordó a un cabaret o un club de jazz de los locos años veinte, y decidí realizar la sesión de fotos inspirándome en ese tema.





La réplica del trombón y el estuche pertenecen a mi marido, y las cartas son de una baraja tamaño Jumbo. Cuando terminé la sesión, Gema y Becky, que llevaban un rato curioseando por allí, se me acercaron con cara de pedigüeñas.

-No digáis nada. Vosotras también queréis un conjunto nuevo. Culo veo...

Gema asintió efusivamente, y se marchó dando saltitos cuando le aseguré que en cuanto tuviera un rato le confeccionaría algo para ella. Sin embargo, Becky no se movió de donde estaba.

-Por favor Becky, no me digas que quieres otros zapatos. Tienes cinco nuevos que trajiste de Miami.

-No... Necesito 50 euros. Bueno, en realidad 55, pero sólo tengo cinco. Sería un préstamo. Te lo devolveré en cuanto pueda...

-Becky, cuántas veces tengo que decirte que no debes gastar en ropa más de lo que ganas. Tienes un problema...

-No es para ropa, ¡lo prometo!. Es para mi hermana gemela Tina. Me temo que es ella quien tiene un problema. Me ha llamado desde un pueblecito de Estados Unidos, y me ha preguntado si podría venir a vivir aquí conmigo, quiero decir, con todas nosotras... Necesito el dinero para traerla.

-Por supuesto que tu hermana puede venir pero... ¿estás segura que con 55 euros tendrás bastante para el viaje?

-¡Por supuesto! Lo tengo todo controlado. No te preocupes, yo me encargo. Y muchas gracias... estoy deseando ver a Tina, ¡la echo tanto de menos!

Mientras buscaba el dinero para dárselo a Becky, me dije que si su gemela era tan dulce y encantadora como ella, definitivamente sería un acierto que se viniera a vivir a casa.

domingo, 20 de marzo de 2011

Rahnia

Sinceramente, la primera vez que la vi pensé… ‘pobre chica, le ha tocado ser la fea de la colección’. Esos pelos, o mejor dicho, esa falta de melena la hacían… diferente, rara… o quizás el problema era mío, ya que no estaba acostumbrado a ese look en una Barbie. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y la veía en las estanterías me iba pareciendo más atractiva. De diferente o rara pasó a ser exótica, racial… y de ser (para mí) el patito feo de la colección 001, pasó a ser uno los cisnes. Lo que provocó que finalmente decidiera adoptarla fue una pequeña bajada en su precio. Ya no tenía excusas. Ella es la #4.

Su nombre es Rahnia. Me comentó que era de origen etíope. Tras huir de su país, pasó por diferentes ciudades europeas hasta que finalmente llegó a Londres, donde sobrevivió limpiando los baños de algunos restaurantes de comida rápida. Hace algunos años, un fotógrafo de moda la descubrió mientras trabajaba y le pidió que posara para él. Al mes siguiente aparecía en la portada de una conocida revista de moda.

Cuando Helena volvió de su viaje a LA, se encontró con Rahnia ya instalada en casa. Creo que ha supuesto un pequeño revés para su ego ya que, hasta el momento, era la única Basics en casa y eso la hacía sentir especial. Espero que con el tiempo aprendan a llevarse bien y quién sabe... ¡¡igual incluso acaban siendo amigas!!

jueves, 17 de marzo de 2011

Un tesoro escondido (2ª parte)

Como ya os comenté el otro día, entre los hallazgos en casa de mis padres hubo algo realmente especial. A otras personas puede parecerles una tontería, pero sé que vosotros entenderéis mi emoción: aunque los creía perdidos para siempre, encontré el traje, la corona y el cinturón originales de mi Princesa Laura, mi Barbie favorita de mi infancia. El traje y la corona estaban en perfecto estado, el cinturón sin embargo he tenido que repintarlo con acrílicos porque había perdido el plateado original, aunque creo que el resultado ha sido bastante apañado. Los guantes los conservaba, así como los zapatos, unas sandalias azules. Os dejo unas fotillos para que podáis ver a mi Laura tal y como yo la conocí hace ya 25 años. No he encontrado la capa y la chaqueta plateadas que traía, ni la carterita rosa brillante, y he decidido utilizar unos zapatos cerrados en lugar de las sandalias originales, pero os podéis hacer una idea de lo bonita que es. Esa melena me volvía loca, fue mi primera Barbie morena, y podía pasarme horas peinándola...


La verdad es que después de tanto tiempo, y sobre todo de tantas y tantas horas de juego, ambas Lauras (la mía y la de mi hermana mediana) están algo perjudicadas. Las articulaciones están sueltas, las piernas algo abiertas, una tiene una grieta en el cuello, y a la otra tuve que cortarle la mitad de la melena hace unos años porque no había Cristo que le metiera el peine ni con un litro de suavizante. Es por eso que no me gusta vestirlas y desvestirlas con frecuencia, y no las pongo a posar por miedo a quedarme con una cabeza, brazo o pierna en la mano. Sin embargo, como dentro de poco tendré una vitrina donde exponerlas, decidí aprovechar para también cambiarle el look a mi otra Laura y vestirla como la princesa que es. El traje es una donación de Pe, y los pendientes y el collar los hice en un ratillo con alambre y algunas cuentas.

lunes, 14 de marzo de 2011

Un tesoro escondido

La casa de mis padres ha estado casi dos años en obras, prácticamente la han reformado por completo, por lo que hubo que guardar absolutamente todo en cajas y llevarlo a una nave hasta que la casa volviera a ser habitable. El desempaquetado se está haciendo por fases, y el pasado jueves, cuando fui a despedir a mi hermana pequeña que volvía a Miami, me dijeron que habían aparecido algunos cosillas que me harían mucha ilusión. Efectivamente, una desvencijada caja de cartón escondía un verdadero tesoro. Para empezar, encontré una Chabel, ropa y algunos accesorios de la Supervan (una mesa coja, dos sillas plegables, cubiertos, vasos, discos, un equipo de música portátil, y una selección de productos de higiene), todo propiedad de mi hermana mediana. Como no tiene espacio para exponerlo, me sugirió que me lo trajera para casa, y como tanto la muñeca como la ropa estaban algo estropeadas, me ofrecí a arreglar lo que pudiera, y a cuidarla hasta que ella pueda hacerlo.


Haciendo memoria, hemos llegado a la conclusión de que se trata de una Chabel Madonna, esa que "es superguapetona, y si miras por ahí, hay un lazo para ti, Chabeel, Chabeel, qué bien". Ni que decir tiene que nos pasamos toda la tarde cantando la cancioncita de marras (es como un mantra, una vez que empiezas no puedes parar), y recordando los buenos momentos que pasamos jugando con nuestras muñecas. Mi hermana no era muy de Barbies, aunque tuvo tres: la Cara de Ángel, la Princesa Laura y la Trenzados Mágicos, ésta última muy apreciada porque tenía una melena de infarto y un trenzador "automático". No, a mi hermana lo que le pirraban eran las Chabeles. Tuvo una vestida de esquimal, de la que conserva la maleta y las raquetas para pies que podéis ver en la foto. También dos del modelo Madonna (una azul, de la que conserva el sombrero, las mayas y los zapatos; y otra verde, de la que conserva los zapatos y una foto enmarcada). El traje y los zapatos que lleva puesto la muñeca, junto con el chal de peluche, y la caja de zapatos son de un pack de ropa que le regalaron en un cumpleaños. Milagrosamente, también han aparecido un conjunto de ropa de una Chabel de mi hermana pequeña de la que desconocemos el nombre, y cuatro pares de pendientes.




Por otra parte, encontré algunas prendas y accesorios de nuestras Barbies jugadas. Los de la primera foto no son de Mattel, mientras que los de la segunda sí. Me gustaría destacar la pequeña revista con la cara de Ken, que pertenecía a mi Barbie Día y Noche.



Pero el mejor hallazgo, el que me emocionó, merece otra entrada aparte, que dejaré para otro día.

viernes, 11 de marzo de 2011

Tres son multitud (La confesión de Barbie)

"Todo ocurrió durante nuestro último año en el instituto", comenzó Barbie. "Por entonces, yo era la jefa de animadoras, la presidenta del comité del Baile de Graduación y la del anuario, la editora del periódico y la fundadora del Fashion Hits World, un selecto club social preocupado por las tendencias en el mundo de la moda y su repercusión en la economía mundial. Lo normal". Yo asentí de forma solidaria, aunque para mí lo normal en el instituto fuera preocuparme por el examen del día siguiente, por lo que me iba a poner el sábado para salir con mis amigas o por la excursión de fin de curso.

"Por supuesto, Petunia y yo asistíamos al mejor colegio privado de Londres. Un uniforme fantástico, debo decirlo, diseñado por la propia Stella (McCartney). Nos codeábamos con la flor y la nata de la sociedad inglesa. Bueno, debo decir que yo me codeaba, porque Petunia se dejaba los codos estudiando en la biblioteca, rodeada de libros y papeles. Entonces llegó él: Thomas Tarkin Kiefer Hilfiger III, aunque todos lo llamábamos Tommy. Tommy Hilfiger. Se incorporó desde un internado alemán, donde había pasado su adolescencia, para terminar sus estudios en su país natal. Su llegada causó mucho revuelo: todas esperábamos a un chico con estilo y clase, que pudiera unirse a nuestro selecto grupo. Pero aunque era extremadamente guapo y atractivo, no pareció interesarse por la vida social del colegio. De hecho, nos ignoró y se centró en las clases y en estudiar. Pensé que alguien así no merecía mi atención, así que durante un tiempo lo borré de mi mente y me ocupé de las cosas realmente importantes: los chicos a los que sí les interesaba, la moda y mantener mi status para salir elegida reina del baile de graduación.

Una tarde, alguien aporreó mi puerta con insistencia. Se trataba de mi prima. Traía las mejillas encendidas, y un brillo especial en los ojos, y como experta en estas lides, intuí que la razón de tanta agitación no podía ser otra que un chico. Me contó que después de muchas semanas compartiendo mesa de estudio en la biblioteca, Tommy la había invitado al cine, a ver una de esas películas extranjeras con subtítulos en las que no ocurría nada, y después a cenar a un restaurante de comida marroquí. Petunia me pidió que la ayudara a elegir algo que ponerse, a maquillarse, a peinarse... Quería sentirse guapa, y sabía que un caso desesperado como ella sólo podía acudir a mí. Me pedía un milagro, claro está, pero accedí, porque después de todo era mi prima y porque era mi oportunidad de que dejara de ser un lastre para mi popularidad en el colegio.

Así que durante esa semana, la llevé de tiendas, a la peluquería, a un centro de belleza e incluso le di clases particulares sobre como realizar caídas de pestañas que tumbarían a cualquier chico, y cómo caminar con elegancia sobre zapatos de tacón (hasta entonces siempre calzaba zapatos de suela plana). La verdad es que cuando vi el resultado de mi trabajo el día de la cita, me sentí satisfecha. Me di cuenta de que mi prima tenía mucho potencial oculto, y me sentí orgullosa de mí misma por haberlo sacado a la luz. Es cierto que no conseguí apartarla demasiado de ese estilo años 50 que tiene, pero al menos se la veía... radiante.


Tommy y Petunia comenzaron a quedar casi todas las semanas para ir al cine, visitar museos y exposiciones y cenar en restaurantes de comida internacional. A aquello me parecía más una buena amistad que una relación (de hecho Petunia me confesó que él todavía no la había besado), pero no quise entristecer a mi prima. Después de todo, muchas amistades terminan convirtiéndose en amor. Además, Petty siguió pidiéndome consejo acerca de su vestuario, y empecé a sentirme más unida a ella. Parecía realmente feliz, se volvió más sociable y empezó a brillar con luz propia en los eventos sociales del colegio, a los que asistía siempre acompañada de Tommy. Incluso lo invitó a pasar las navidades con nuestra familia, ya que la suya se encontraba en Alemania.

Fueron unas Navidades maravillosas, que pasamos todos juntos en la casa de campo de nuestros abuelos. Paseos en trineo, chocolate caliente frente a la chimenea, y hasta una improvisada obra de teatro. Tommy demostró que además de ser un empollón (que lo era, se pasaba el día citando a Shakespeare), también era un chico educado, encantador y sorprendentemente divertido. Siempre nos hacía reír con sus anécdotas del internado y sus bromas. También nos habló de su familia, que tanto por parte de madre como de padre, estaba emparentada con la realeza europea. Era una conexión lejana, pero conexión al fin y al cabo. Su familia poseía un castillo en el Loira y otro en Escocia, además de numerosos palacetes desperdigados por Gran Bretaña, Alemania y Francia. Sin embargo, él estaba más interesado en su carrera como arquitecto (quería diseñar y construir sus propias casas, ganar su propio dinero y dejar de depender del de su familia) y se mofaba de su noble origen. En cambio yo, no podía quitármelo de la cabeza. A mis ojos, Tommy se convirtió en una especie de príncipe... y me di cuenta de que yo quería ser su princesa.

Al final de las vacaciones suspiraba por sus ojos azules, su sonrisa y hasta sus citas de Shakespeare. Estaba perdidamente enamorada de él. No podía pensar en otra cosa. Sabía que estaba mal, que mi prima bebía los vientos por él... pero estaba decidida a que fuera mío. Empecé a buscar excusas para hablar con él, para tomar un café, incluso fuimos juntos a buscar un regalo para el cumpleaños de Petunia. Sabía que si jugaba bien mis cartas, no se resistiría a mis encantos. Era imposible. Me dije a mi misma que en realidad les hacía un favor: Tommy no había dejado de tratarla como una buena amiga mientras mi prima daba por hecho que estaban saliendo, sólo que Tommy era demasiado tímido y educado como para dar el paso por él mismo.

Así que una tarde me hice la encontradiza con él, y le invité a dar un paseo. Como siempre que nos veíamos hablamos durante horas, y al final de la velada, mientras contemplábamos el Támesis desde el puente de la Torre, Tommy me confesó su amor y me besó. Al día siguiente, para conmoción de toda la escuela, y sobre todo de mi prima, éramos pareja oficial. Tanto Tommy como yo tratamos de explicarle a Petty lo que había pasado, pero se negó a hablar con ninguno de nosotros. El día del baile de graduación, Tommy y yo acudimos juntos, y fuimos elegidos rey y reina del baile.




Ahora me explico yo la cara que tenía Pe en la foto que me enseñaste del día de la graduación, pensé yo. Pobre chica.



"Petunia nunca me lo perdonó. Después del baile, hizo las maletas y se fue a Estados Unidos. Perdí todo contacto con ella. ¿Si me arrepiento de lo que hice? Una parte de mí se arrepiente del daño que le causé. La otra simplemente no puede. Tommy es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida, aunque... él y yo... bueno, esa es otra historia que tendrá que esperar a otro día.

martes, 8 de marzo de 2011

Shopping

Hace algunos días no tuvimos que ir a trabajar y aprovechamos para recorrernos algunos centros comerciales y hacer un poco de window shopping ya que, en principio, no íbamos con intención de hacer muchas compras. Sin embargo, una vez que llegamos al primer centro comercial aproveché para entrar en una juguetería (ToysRUs) y ver si encontraba algo que mereciera la pena. Vi dos packs de accesorios de Fashion Fever, uno constaba de bolso + pañuelo y otro de bolso + sombrero. Pensé en comprarlos pero tras ver el precio (unos 6 €) decidí que no merecían mucho la pena y los dejé allí.

Ahí fue donde empezamos con los, como decimos en Cádiz, ‘poyás’ (‘po’ ya que estamos vamos a ir aquí, ‘po’ ya que estamos vamos a ir allí).

Así que 'po' ya que estábamos en el Toys, vamos a la otra juguetería (POLY). Allí estuve durante un buen rato echando un vistazo a las Barbies de colección y pude admirar más de cerca a Barbie Live from the Red Carpet by Badgley Mischka. Me encanta esa Barbie, la pena es que, si la tuviera, sólo me valdría para admirarla ya que me daría mucha lástima deshacerle el peinado y quitarle el vestido.

Y ‘po’ ya que estábamos en el C.C. de Jerez, y una vez que habíamos almorzado, nos acercamos a El Corte Inglés de allí. En la sección de juguetería estuve mirando las Basics y cerquita, la nueva generación de Fashionistas a las cuales se les intercambian las cabezas. Personalmente esta nueva idea no me convence demasiado. Para mí, cada Barbie tiene su personalidad y su historia, con estas nuevas Fashionistas ¿qué se pretende? ¿Que cada cabeza tenga su bagaje personal? ¿Qué opinais?

Y claro, ‘po’ ya que estaba en El Corte Inglés, aproveché y entré en Hipercor… ¡Bingo! ¡Un pack de ropita Fashion Fever! Consta de un traje dorado envuelto en tul celeste, una torerita en un tono aguamarina y bolso y zapatos dorados. Lo que me hizo decidirme a comprarlo fue la torerita y los zapatos. Es un poco rollo a la hora de intercambiar accesorios que, dependiendo del tipo de Barbie, tengan un molde de pie diferente, sin embargo pude ver que los zapatos incluidos en el pack eran de goma y tenían una abertura en la parte del talón para facilitar el calzado. Justo al lado de este pack encontré otro blíster que contenía un sencillo conjunto para ir a jugar al tenis. Ninguna de mis chicas practica ese deporte, pero cuando vi la ropita me acordé de Alex y pensé que un conjuntito así, tan cómodo y tan fácil de poner y quitar le vendría estupendo para sus sesiones de fitting, así que lo pillé también. La sorpresa vino tras pagarlo ya que, al darle la vuelta al blíster puede leer en el cartón trasero ‘Fashion Fever’.

El trajecito de tenis estaba destinado a Alex, en eso no tenía dudas. El otro conjunto, sin embargo, tuve que repartirlo para que las niñas no se enfadaran. A Didi le dejé el traje, que sabía que le haría ilusión ya que estaba como loca por estrenar un vestido. En principio el bolso venía cosido al cinturón, pero decidí descoserlo ya que el estilo riñonera no me gustaba nada, así le ha quedado una carterita genial. Los zapatos que lleva puestos no son del conjunto, son un regalo de Rossetti.

Finalmente a Helena le dejé la torerita, el bolso y los zapatos. Tuve que hacerle rápidamente un sencillo conjunto blanco ya que, conociéndola, sabía que no se pondría la chaqueta hasta tener algo con lo que poder combinarla.

Una vez que terminó la sesión de fotos Helena se acercó. Iba a pedirle que me contara cómo había sido la experiencia en Los Ángeles cuando me soltó...

- Who's that chick?

lunes, 7 de marzo de 2011

¡Por fin llegaron a casa!

Aunque Barbie sabía que Becky y Scarlett estaban por llegar, lo que menos se imaginaba es que cuando ella volviera de Los Angeles, sus nuevas compañeras estarían ya cómodamente instaladas en casa.

En cuanto las presenté, supe que se avecinaban problemas. Por supuesto no con Becky, una irlandesa pelirroja, algo atolondrada y absolutamente loca por las compras que ha congeniado con todas las chicas. Aquí la tenéis vestida con un jersey y accesorios Basics Jeans, los vaqueros son de un pack de ropa Candy Glam. Traía el pelo bastante desordenado del viaje, así que hasta que pruebe a alisárselo, tendrá que conformarse con un recogido. A mí me parece preciosa, ya que se trata del molde Steffie, mi favorito. Me encanta su color de pelo y sus expresivos ojos marrones. Le cuesta un poco posar, pero para ser su primera sesión de fotos se ha defendido bastante bien.




El problema, como seguro que habéis imaginado ya, es Scarlett. Aquí la tenéis, posando con un traje negro y cinturón fucsia Basics, y unos zapatos fashionistas que he tuneado con pequeños abalorios y pintura plateada. Completa el conjunto un sencillo collar plateado que improvisé con algunos restos.


Scarlett es modelo profesional. Literalmente, se come la cámara con su mirada y su pose, como podéis comprobar en las fotografías que le he hecho. Ha desfilado en las mejores pasarelas: Milán, Nueva York, Paris, Cibeles... De hecho, ella y Barbie coinidieron en algunas de ellas, y ya entonces saltaron chispas. Creo que simplemente son demasiado... parecidas. Aires de diva, algo egoístas y egocéntricas, mandonas, acostumbradas a hacer su santa voluntad, pero con buen corazón. Es por eso que confío que con el tiempo terminen llevándose bien...