Adam Butler

Adam miró el teléfono. Aunque no lo tenía registrado en la memoria de su móvil, el número que aparecía en pantalla le era vagamente familiar. Pulsó el botoncito verde y contestó. 

-¿Sí?

-Hola Adam.

En aquel momento, Adam se arrepintió de haber respondido a aquella llamada. Había pasado más de un año desde la última vez que se vieron, sin embargo reconoció al instante aquella voz.

 -¿Qué quieres?

-Mi querido Adam… ¿Acaso esos son los modales que te enseñaron en Eton? Esperaba un poco más de amabilidad hacia mí, no olvides que, al fin y al cabo, somos familia. No son esas las mejores formas de dirigirte a tu querida hermanastra después de tanto tiempo.

-Miranda… Te agradecería que te ahorraras toda esa palabrería de la normalmente haces alarde y me explicaras, antes de que decida colgarte, a qué debo el dudoso honor de esta llamada.

-Vaya hermanito, veo que hoy nos hemos levantado con el pie izquierdo. Está bien, iré al grano. Necesitamos contar contigo en la nueva campaña publicitaria para Tyra, se trata de ser la imagen de un nuevo perfume que…

-No -la interrumpió Adam-. 

-Adam, Adam, Adam… .continuó Miranda-. Sabes que si de mí dependiera serías el último hombre de la tierra al que acudiría. Hay miles de modelos capaces de hacer este trabajo mejor que tú. Sin embargo ya sabes que Tyra siempre ha sentido cierta debilidad hacia ti. 

-Lo siento por Tyra, pero la respuesta sigue siendo no. 

-Está bien… no me dejas otra elección entonces... No sé si sabes que Stephen anda por aquí…

-No mezcles a Stephen en esto -contestó Adam en un tono más serio.

-Escucha Adam, sólo necesitaría escribir una mala crítica en el próximo editorial sobre la última colección de McQueen para acabar con su carrera y hacerle volver a la tienda de Candem de la que salió.

-Si te atreves a hacerle daño a Stephen te juro que…

-Jajajajajajaja, es curioso ver cómo continúas protegiéndole después de lo que le hiciste… ¿No te resulta todo un poco cínico, Adam?

-Eso no es asunto tuyo Miranda.

-Tienes razón, no lo es. Y si prefieres que continúe sin serlo, mándame varias fotos de tu book para poner en marcha la campaña publicitaria. De lo contrario el futuro de McQueen en el mundo de la moda quedará reducido a doblar camisetas y colgar perchas.

Tras unos segundos de silencio, Adam contestó:

-Está bien. Te mandaré las fotografías.

-Gracias Adam, como siempre, es un placer hacer negocios contigo.

Aún furioso por la conversación que acababa de mantener, el modelo abrió su correo y adjuntó las fotos de su última sesión.