¡Que me las quitan de las manos! (II)

Agosto acababa de asomar al calendario, y mis suegros habían venido a pasar el fin de semana con nosotros. Por supuesto, en cuanto llegaron los llevamos a comer al bar de la familia de mi cuñado, el Pájaro Pinto, en la típica Plazuela del Tío de la Tiza. El mejor pescaíto frito en el corazón del barrio de la Viña, una delicia para cualquier paladar. El caso es que íbamos de camino allí cuando me fijé en una de las mantas llenas de cachivaches que suelen colocar en los aledaños de la Plaza de Abastos. Concretamente en la esquina de la manta, donde me pareció ver algun cuerpecito de vinilo. Inmediatamente me acerqué a curiosear, y efectivamente pude comprobar que había un batiburrillo de muñecas, ropa y complementos. Entre que me estaban esperando y que los del puestecillo estaban ya recogiendo, agarré la primera que vi, cogí algunas piezas de ropa y pagué los tres euros que me pedían por todo.

Cuando llegué a casa, y tras identificar a esa primera Barbie, comencé a hacer memoria y a identificar a algunas de las que había dejado. Me di cuenta de lo torpe que había sido, y decidí volver a primera hora al día siguiente, para hacerme con el resto. Así que ni corta ni perezosa, justo después de desayunar me acerqué a la esquina de la Plaza, y con alivio comprobé que toda la tropa de vinilo me estaba esperando justo donde las dejé. Iba dispuesta a regatear, así que con mucha seguridad le solté al chico un precio bastante bajo, con intención de negociarlo.

-Diez euros por todas las cosas de Barbie.

-¡Venga, vale! -me contestó la mar de contento, mientras sacaba una bolsa y comenzaba a meter cosas dentro. Creo que en ocasiones se me olvida que lo que para mí es un tesoro, para otros es poco más que basura.

Cuando llegué a casa y pude admirar mi botín, llegue a la conclusión de que todo aquello debió pertenecer a una niña que o bien cuidaba muy bien sus juguetes, o no jugaba con ellos. Todo estaba sucio, sí, pero no mordido ni rasgado. Aquí tenéis una foto de todo lo que incluía aquella bolsa mágica.

Después de las consiguientes sesiones de lavado y spa, pasé a la fase de identificación. Mi marido la llama "C.S.I. Barbie", e incluso le pone la banda sonora: "Whoooo areeeee youuuuu... Barbieeee... Barbiee...". Y he aquí los frutos de mi trabajo muñequil:

Los primeros en aparecer fueron Ken & Tommy Clases de Natación / Swim Buddies de 1999. Aquí tenéis una foto de la caja original:

Y aquí de los míos. Los únicos complementos que han sobrevivido han sido un bote de protector solar y una botella de agua además de los dos pares de gafas de natación. El pequeño Tommy viene completo, pero Ken viene descalzo y desnudo, así que le he puesto un bañador Fashion Avenue de Ralph.

Tommy está nuevo, no creo ni que lo metieran en el agua alguna vez, por el buen estado y la suavidad de su pelo. Eso sí, el mecanismo trasero que movía sus piernas para nadar ya no funciona.

No tenía ningún Ken de esta época ni con este molde, más maduro que los actuales. Y tampoco tenía ningún Tommy, así que podéis figuraros la ilusión que me hace que vivan en mi estantería. De hecho les tengo reservada una entrada muy importante en las próximas semanas.

La segunda identificación fue la Barbie Bead Blast de 1997. Aquí tenéis una foto de la susodicha en su caja.

Y aquí, de la mía, a la que he decidido llamar Susana y a la que también veréis aparecer en esa entrada de la que os hablé antes. Conserva su outfit completo y el cepillo, aunque las pinzas-tijera y las cuentas han desaparecido.

El molde Mackie es uno de mis favoritos, y en este caso creo que el maquillaje consigue un efecto de dulzura en la expresión que me ha conquistado.

De pequeña, esta chica me hubiera vuelto loca con su larguísima melena. Tenía algunas manchas de rotulador en el flequillo, e innumerables enredos (consecuencia de poner y quitar cuentas), pero la mascarilla le ha dejado el pelo muy suave y brillante.

Lo único que no me convence es su outfit, así que para posar en mi estantería he decidido cambiarselo por el de la Barbie Cool Blue, de 1997.

La Barbie debieron venderla antes de mi primera visita, porque en ese momento no vi ninguna articulada. Sin embargo, y a excepción de los zapatos (los de la foto son unos Fashion Fever), su outfit estaba completo y en bastante buen estado.

La siguiente es la Barbie Bella Dumiente / Sleeping Beauty, de 1998. Aquí tenéis una foto de esta princesita dentro de su caja.

Y aquí está mi Aurora (porque las Bellas Durmientes no pueden tener otro nombre) con su impecable vestido. Yo no soy mucho de princesas, pero a lo tonto ya tengo tres en mi estantería. El cojín casi no tiene pilas y suena a psicofonía, pero por lo demás está en perfecto estado.

Esta muñeca tenía un mecanismo especial en la espalda que hacía que se le abrieran y cerraran los ojos. De hecho, su cabeza está hecha de un material más duro que el convencional, y está fija en el cuello. Sin embargo, el mecanismo ya no funciona correctamente y más que cerrar los ojos consigue un efecto de caída de pestañas que puede interpretarse como gesto seductor o como efecto secundario de sustancia psicotrópica. Tiene también un molde Mackie muy dulce, y su melena ondulada fue la que más trabajo me dio. Además, conserva la corona y el collar.

¡Y también los zapatos!

La reina de este lote es sin duda la Barbie y su Boutique / Cool Shopping. Aquí la tenéis en su caja original.

Y aquí la mía, que increiblemente conserva la mayor parte del set, a excepción de la falda vaquera, la camiseta, el bolso negro, los calcetines, la tarjeta de crédito y la bolsa de papel.

Aparte de mucha mugre y enredos, Paris (nació con una tarjeta de crédito en la mano, así que no podía llamarse de otra manera) estaba perfecta, y su rubia y larga melena luce como el primer día. Su outfit no es mucho de mi gusto (prefiero las gasas, volantes, chales y floripondios varios de las ochenteras), pero debo reconocer que ha quedado guapísima.

Y aparte de un sinfín de pegatinas en su parte trasera (que quité pacientemente con alcohol) y una buena capa de suciedad y polvo, el mostrador estaba en muy buen estado.

La caja registradora guardaba varias sorpresas: el scanner, el terminal de la tarjeta de crédito y los botones tienen sonidos cuando los pulsas. Por poco si me da algo cuando comprobé que funcionaba. Y pulsando otro botón, el cajón se abre.

Estoy tentada de conseguir la falda y la camiseta que me faltan, hacer en cartulina la bolsa, la tarjeta y algunos billetes, y un fondo especial donde poder colocar las perchas, para que este set luzca como merece. Cuando lo complete, le dedicaré una entrada con todos los detalles.

Por desgracia, al siguiente set que identifiqué le faltaba lo principal: la Barbie, en este caso la Dentista, de 1997. Aquí lo tenéis tal y como aparecía en su caja.

Y aquí lo que pude rescatar: el sillón, la pequeña Kelly (sin su osito), algunos utensilios (creo que sólo falta el cepillo y una herramienta), los zapatos y el peine.

Sin embargo, ya he ideado un plan para tener mi propia Barbie dentista, también con su correspondiente minidiorama. Todo es cuestión de echarle imaginación...

Con el siguiente set me ocurrió lo mismo, y en este caso me da muchísima pena porque la muñeca es una preciosidad. Se trata de la Teen Skipper Cool Sitter, de 1998.

Y ésto es lo que quedaba de un set tan bonito. De nuevo, creo que podré hacer algo para al menos conseguir una canguro parecida a la original.

Y es que es una lástima no aprovechar esos bebés tan regordetes.

De nuevo, una Barbie "missing": la Sweet Treats de 1998. La idea del set era bastante divertida: cortabas con los moldes cualquier tipo de bizcocho blando, preparabas con la batidora (que funcionaba de verdad) el glaseado y lo decorabas con bolitas de colores, consiguiendo pequeños pasteles o tartitas de tamaño Barbie.

De este set se conservaban el outfit (excepto el delantal y los zapatos, los que lleva el maniquí son de origen asiático), los utensilios de cocina (excepto los cucharones) y el cepillo. Me encantaría conseguir la mesa, pero al parecer es bastante difícil. Con ella, podría hacer otro minidiorama resultón.

La última de mis identificaciones fue de las más difíciles. Se trata de dos packs Fashion Touches, de 1998. El primero, consistente en medias, sombrero y bolso está completo. Del segundo, consistente en medias, sombrero y gafas de sol, sólo se conservaban los dos últimos. Aquí tenéis los originales:

Y aquí los del lote (muy Ágata Ruiz de la Prada, por cierto):

El último outfit etiqueta Barbie está sin identificar, y de hecho no estoy segura de si se trata de un pack de ropa, de una Barbie jardinera, o de si cada uno era de su padre y de su madre. Pero a mí me pareció que quedaban muy bien juntos, y estoy deseando utilizarlo para alguna sesión de fotos.

El resto, sin identificar, es un batiburrillo de ropa y complementos Bratz, y zapatos y cubiertos que bien pueden ser de Barbie o de Balbie, porque así no hay quien los distinga.

En fin, que como véis, los 13 euros me cundieron muchísimo, y sobre todo me han vuelto a demostrar que no me hace falta invertir mucho dinero en esta afición para pasar muchas horas de diversión y sentirte como una niña la mañana de Reyes.

¡Besos para tod@s y feliz fin de semana!