Alex tiene una cita

- ¡Victoria! ¿Has visto los pendientes? -Gritó Alex desde el dormitorio.      

- ¡Te los he dejado sobre la cama! -contestó la inglesa desde el salón.

- ¿Qué está haciendo Alex? -preguntó Didi mientras ojeaba una revista tumbada en el sofá.

- Arreglándose -respondió Victoria-. Al parecer tiene una cita.

- ¿Una cita? ¿Y quién es él? ¿Lukas? ¿Han hablando? ¿Cuándo? -la curiosidad de Didi parecía no tener límites.

- No lo sé -fue lo único que pudo contestar Victoria-. No he querido preguntar, ya sabes que soy muy discreta acerca de la vida privada de los demás Didi. Simplemente vino y me pidió que le dejase un vestido. Decía que tenía que estar radiante.

Didi miraba a Victoria con los ojos abiertos como platos. No daba crédito a lo que acababa de oir. Habían pasado meses desde el desencuentro con Miranda y la portada de Lara, y desde entonces Alex se pasaba las horas tumbada en la cama, con el pijama puesto y sin querer saber nada del mundo exterior (ni del peine) y de pronto... volvía la vida. Había intentado de mil maneras animarla, pero ni siquiera las invitaciones a una tarde de compras consiguieron sacar de la cama a la Chica South. Y ahora... ¡se estaba arreglando para una cita! Obviamente se alegraba muchísimo por su amiga, sin embargo no paraba de preguntarse quién habría sido el artífice de que abandonara sus imagen de homeless para volver a lucir en todo su explendor. Victoria observó la cara de sorpresa de Didi y se limitó a encogerse de hombros.

A los pocos minutos se oyeron los pasos de Alex bajando la escalera. Las dos amigas se quedaron completamente mudas cuando vieron a Alexandra. Si quería estar radiante... lo había conseguido.

- Bueno... ¿Qué tal? ¿Cómo estoy?

- Alex... -consiguió decir Victoria- estás... estás...

- ... espectacular -continuó Didi.

- ¡Gracias chicas! -se alegró Alex-. Sois las mejores, os quiero tanto... dejad que os abrace con cuidado de no estropear el maquillaje. ¡Esta cita es muy importante!

- ¿Con Lukas? -preguntó Didi, la cotilla que llevaba dentro tenía que salir a la luz de un modo u otro, mientras Victoria le daba un codazo para que se callara.

- Jajajaja -rio Alex-. Didi... he dicho importante. En fin... ¡deseadme suerte! Gritó mientras se dirigía hacia la puerta.

- ¡Suerte! -contestaron al unísono las amigas, mientras no paraban de preguntarse quién sería el acompañante de Alex.